jueves, 16 de junio de 2011

La suerte de Japón y algunas realidades del Meta

La suerte de Japón y algunas realidades del Meta
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy /Comunicador Social comunitario

La reciente tragedia japonesa causada por el terremoto y el tsunami, me llevan a pensar en la eventualidad de que, Dios no lo quiera, por nuestro país y departamento vaya a ocurrir un movimiento telúrico de alta intensidad.

Seguramente, como Japón no hay país del planeta que se haya preparado mejor para afrontar estos fenómenos, más sin embargo como lo hemos visto por televisión, la fuerza de la naturaleza fue superior.

Llamó mi atención cuando dijeron que en la ciudad costera más afectada durante veinte años construyeron un muro de 10 metros de alto, con el fin de contener algún embate del mar, pero el día de tsunami dicha barrera fue superada por la furia de las olas, arrojando por sobre ella barcos de todos los tamaños, como si fueran de juguete.

De inmediato me puse a pensar en nuestro compartido páramo de Chingaza y más concretamente en la monumental represa de Chuza, cuya presa de Golillas (léase muro de contención de los millones de metros cúbicos de agua depositada) mira hacia el Meta.

En este periódico ya se ha dicho del enorme riesgo que corre toda la región del cañón y demás territorio del río Guatiquía, en caso de que por alguna acción humana o de la naturaleza la enorme y aparentemente infranqueable pared de acero y concreto llegue a colapsar.

La EEAA de Bogotá, responsable de la obra de ingeniería en referencia, no ha dispuesto un sistema de alarma temprana a lo largo del recorrido del río insignia de Villavicencio.

Del mismo modo, en Villavicencio ni las autoridades, ni los organismos de prevención y de socorro ni mucho menos la ciudadanía, han presionado para que se instale dicho circuito y para hacer periódicas simulaciones de evacuación.
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En las antevísperas de la celebración del Día Mundial del Agua pude observar el enorme deterioro de dos fuentes hidrográficas en opuestos lugares metenses. La primera mirada fue sobre el río Metica desde su puente en Puerto López.

Me impresionó sobre manera ver lo reducido de su caudal, a pesar de que ya ha habido lluvias. Resultó tan alarmante el espectáculo que llegué a comentarle a Alberto Baquero N. Presidente de la Academia de Historia y compañero de viaje, que sin exagerar en ese sitio ya casi es posible cruzar nuestro emblemático río con solo poner una tabla sobre las orillas de sus aguas.

A dicho afluente del Orinoco el maestro Eduardo Carranza F., el poeta de Apiay, le dedicó un verso que reza: “es la línea de la suerte de mi Patria, esa línea es azul y se llama río Meta”.
La otra observación fue en Lejanías, a la salida del casco urbano por la carretera que lo comunica con la jurisdicción de Mesetas pasamos sobre el puente del caño Urichare, lamentablemente por allí no vimos agua, solo la seca playa de arena y piedra. Habitantes del sector contaron que antes no faltaba el cuerpo de agua.

Es conveniente resaltar, que pocos kilómetros arriba del puente en referencia, en la vereda Naranjal, se ubica la bocatoma del acueducto del poblado, que capta el caudal mínimo. La demás corriente al bajar forma allí una bella cascada, que se convierte en atractivo sitio eco turístico.

Osalpamo09.blogspot.com

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