jueves, 16 de junio de 2011

Día santo y ambiental

Día santo y ambiental
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy/Comunicador Social comunitario

Inicio este escrito cuando avanza la noche de un día lleno de doble significación para una buena parte de la humanidad. Se trata del viernes Santo que a la vez coincide con el Día de la Tierra.
Digo para buena parte de la humanidad, porque no todos los habitantes del mundo son cristianos, ni todos tienen conciencia de conservación del planeta.

Justo a esta hora y desde días anteriores, un amplio territorio de Colombia está sumido en la calamidad a consecuencia de las inclementes lluvias que generan desbordamientos de ríos, quebradas y riachuelos, cuyas corrientes imparables inundan y derrumban sectores rurales y urbanos.
La televisión nos muestra las imágenes del drama que padecen millares de compatriotas. El mapa de la catástrofe es dramático.

Esta alarmante situación hizo que hoy el presidente Santos dijera “que Dios nos ayude a sobrellevar este invierno”. A su vez, en la 41 conmemoración el Día de la Tierra el presidente de EE.UU., Barack Obama expresó “ningún país puede escapar al cambio climático”, y lo dice quien gobierna el país imperio que a pesar de las adversidades padecidas para nada se compromete con cumplir los pactos ambientales del mundo.

En diversos puntos del planeta la madre naturaleza insistente está dando fuertes campanadas para que frenen las afrentas que el hombre le asesta, pero nada que reaccionamos y por el contrario la fauna, la flora y demás componentes del patrimonio ambiental van en extinción.

Al respecto, sentimientos encontrados me genera escuchar a algunas personas, no solo de por acá sino de otras partes del mundo, que cuando ven que se atenta contra animales y otras especies naturales, gritan preguntando:¿dónde están los ambientalistas que no intervienen?.

Por sentido común todos somos ambientalistas, de ahí que nos corresponde ser permanentes vigías ecológicos. No me explico por qué a mucha gente le resulta difícil entender que los humanos también somos parte del planeta, y que la responsabilidad de su preservación no es únicamente de quienes con entrega lideran acciones ecológicas.

Bueno es comentar que el hombre “civilizado” es el principal agente depredador del planeta. Mientras que los indígenas, a quienes por lo general se les mira por debajo del hombro, si saben conservarlo.

Muy claro es que los “civilizados” de manera caprichosa adaptan el medio natural para vivir, en cambio los tildados de “no civilizados” se acomodan al medio en que viven. Enseñanza sabia nos dan los aborígenes.

Tanto la Semana Santa como las fechas del año dedicadas a la toma de conciencia por el medio ambiente, invitan a reflexionar sobre nuestras responsabilidades cristiana y ecológica. El cambio debe operar en cada uno de nosotros.

Pasemos ya de nuestro accionar pasivo al activo, comprometámonos con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Osalpamo09.blogspot.com

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