jueves, 16 de junio de 2011

Breve mirada retrovisora al génesisde la cultura llanera

Breve mirada retrovisora al génesis de la cultura llanera
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

“Para crecer en el flamenco hay que beber de lo antiguo, y el que no lo haga así es como una casa sin cimiento” Tomasito, guitarrista flamenco

A la cultura llanera se le deben buscar sus raíces más allá de las dilatadas planicies conocidas como Llanos Orientales de Colombia. Mediante apuntes muy generales, quiero aproximar este ensayo al pasado cultural llanero.

Oteando el pasado:
Las oteadoras miradas investigadoras hay que dirigirlas más allá del Océano Atlántico, concretamente a la península Ibérica y a la región árabe. Con base en lo anterior, primero hay que recordar que por ocho siglos, sí 800 años, España estuvo invadida por los moros o árabes. En tan prolongado período es obvio que los invasores aportaron elementos de su cultura, enriqueciendo la local.

Por los mismos años en que Colón zarpaba para las Indias Occidentales, los últimos reductos moros o árabes eran expulsados de España, y fue Granada la última ciudad en ser reconquistada por la reina Isabel La Católica.

La Conquista de las Indias Occidentales:
Con la llegada de Colón, sus compañeros de viaje y las posteriores huestes conquistadoras, la América India comenzó a soportar la carga cultural traída por aquellos individuos natales del Viejo Continente.

Quizá los dos primeros aportes culturales llegados fueron el idioma y la religión. Y en el advenedizo idioma venían mezcladas más o menos cuatro mil palabras árabes que hoy seguimos manejando, entre otras están: alcohol, almohada, alcanfor y alpargate.

Y llegaron los jesuitas a los Llanos:
La presencia firme de la comunidad de los hijos de Loyola se dio a partir de 1661, cuando llegaron al territorio de Casanare para fundar la Hacienda Caribabare, luego, en 1740 armaron la de Apiay, hoy jurisdicción de Villavicencio.

Estos sacerdotes españoles además de su misión catequizadora, a las indómitas sabanas de la Nueva Granada introdujeron la economía ganadera, a partir de las especies bovina y equina.

A ellos se les debe la enseñanza de las labores ganaderas y el aprovechamiento de los subproductos, que dieron tanto a indígenas como a otros servidores de su extensa propiedad, desde la cual –con permiso oficial- despacharon reses para el mercado de Santa Fe.

Si se resalta la formación impartida por los religiosos en asuntos pastoriles, es de destacar también la innata capacidad de los nativos de por allí para aprender y apoderarse de manera rápida de ese conocimiento que le dio identidad a su raza.

El folclor musical:
Con el fin de cumplir la labor evangelizadora en su hacienda, los misioneros enseñaron a sus conquistados feligreses cantos religiosos y la ejecución de instrumentos traídos de Europa, entre otros el arpa y la guitarra, éste último cordófono en metamorfosis se hizo respectivamente bandola y cuatro.

De igual manera, con el trascurrir del tiempo las letras de los cánticos de alabanza se adaptaron literariamente al contexto local. Así, con métricas y romances importados nació el primigenio cancionero campesino. De igual manera, los tañíos y otros tonos de los cantos llaneros recios, tienen sus ancestros en el cante jondo flamenco.

A su vez, el baile de joropo tiene como hercúleos soportes el elegante vals y el zapateo flamenco. De ahí que no puede haber ejecución del baile del joropo sin el “valsiado” y el zapateo con repiques que copian el sonido del brioso tropel ganadero en sabanas abiertas y corrales.

Caso particular es que en la adaptación que el zapateo flamenco tuvo en la región llanera, solo el hombre lo ejecuta. En su reemplazo se originó el escobillado para la mujer.

Conclusión:
Visto lo anterior, encontramos la honda significación que en la cultura llanera tiene la presencia, en tiempos de la Colonia, de los misioneros jesuitas quienes como antes se contó, hacia 1661 introdujeron la economía ganadera a los Llanos colombianos.

Ellos, junto a su formación religiosa trajeron su europea carga cultural que compartieron en estas lejanas tierras. Dichos elementos de su nativo patrimonio inmaterial fueron tomados y adaptados por los habitantes de sus haciendas ganaderas, propiedades en las que se encontraron y cruzaron indígenas, colonos andinos y esclavos negros, simbiosis sanguínea que dio origen a la raza llanera.

La comunidad religiosa de los jesuitas debido a motivaciones de orden económicas, en 1767 por orden del Rey fue expulsada de los dominios del imperio español.

Quiere ello decir, que en solo 106 años de permanencia en suelo llanero, dejó imborrable marca en la vida socio cultural de los Llanos Orientales de Colombia.

(*) Comunicador Social comunitario / investigador de la cultura y la historia regional

No hay comentarios:

Publicar un comentario