martes, 20 de diciembre de 2011

El Calvario cumplió 100 años

El Calvario cumplió 100 años
Por: Óscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Conforme a lo programado desde comienzos del año, en el pueblo de El Calvario se llevó a cabo su fiesta centenaria entre el jueves 8 y el lunes 12 de diciembre de 2011. Las tareas preparatoria y de cumplimiento de la programación demandaron arduas jornadas a la Junta Organizadora del Centenario, JOC, con sus respectivos comités.

Fui testigo de algunos de los eventos desarrollados tanto en Villavicencio como en el pueblo centenario, por ello puedo decir que resultó admirable la capacidad de trabajo que el equipo organizador impuso para alcanzar el objetivo, bajo las batutas del alcalde Jairo Morales y de la licenciada Lilia Velásquez, coordinadora de la JOC.

Destaco las siguientes obras de la fiesta aniversaria: la edición del libro “El Calvario cien años de historia mirando al Llano y a Colombia”, el calendario 2012 conmemorativo del centenario, la obra de arte “Nuestra riqueza”, terracota a campo abierto autoría de Ricardo Galán; el museo histórico municipal, el foro ambiental y de seguridad alimentaria, de igual manera el desfile de comparsas que recrearon hechos importantes de los primeros años del poblado.

Llamó también mi atención el ambiente rumbero de los calvariunos, que con igual desparpajo bailaron músicas carranguera interpretada por la agrupación del “Tocayo Vargas”, y tropical a cargo de la orquesta “Los Tupamaros” aportada por el Instituto de Turismo departamental.

Los actos protocolarios contaron con la presencia de dos obispos y dos diputados, en cambio no hubo representación del señor gobernador.

Indudablemente que cumplir un siglo de vida pueblerina amerita hacer fiesta grande por cuenta de los anfitriones y recibir regalos de significación comunitaria de parte de la administración departamental.

A la celebración de El Calvario tuve la oportunidad de ir y regresar por la ruta más usada, precario carreteable que lo conecta con Villavicencio por el sector de Monterredondo, sobre la vía a Bogotá.

Por razones que desconozco, cumplir 100 años de historia pueblerina no le mereció a ese territorio metense la atención tanto de la clase política como de la gubernamental, lo digo porque por el abrupto recorrido, sobre la jurisdicción departamental, no vi una sola valla que anunciara obra alguna financiada por la gobernación del Meta.

En fecha posterior a los festejos me encontré en la capital del departamento con el alcalde de El Calvario acompañado de su esposa, me contaron de su satisfacción por el éxito alcanzado en el centenario; así mismo, de su desaliento porque a la fecha el municipio no ha recibido los dos primeros premios ganados en concursos de pesebres comunitarios, organizados en años anteriores por el gobierno departamental.

Con mucho esfuerzo local los calvariunos disfrutaron la celebración del primer siglo de su pueblo fundado por el misionero Juan Bautista Arnaud, fiesta que sirvió para que retornaran hijos que tenían hasta 30 años de no visitar a su Patria Chica.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Pasó la histérica noche

Pasó la histérica noche decembrina

Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy


El pánico colectivo qu vivimos los habitantes de Villavicencio en la noche del viernes 2 y madrugada del sábado 3 de diciembre por la falsa alarma de quien por telefonía móvil infomó sobre una avalancha producida por fallas en la represa de Chingaza, se parece al impacto ciudadano producido en la noche del 30 de octubre de 1938 en Nueva York y New Jersey, cuando por idea de Orson Wells una emisora emitió la adaptación de la obra "La Guerra de los Mundos", dicho espacio radial con detalles y efectos sonoros relató una supuesta invasión marciana en dichos centros poblados.

Como en Villavicencio, los habitantes de las dos ciudades norteamericanas -que a tal hora ya descansaban en sus camas- sin verificar la noticia en medio de la noche cundidos de miedo y en pijamas corrieron despavoridos a protegerse, causando caos en las calles.

Las falsas noticias de allá con los marcianos invasores y de aquí con la fuerza de la avalancha de las aguas del Guatiquía, hicieron alterar los nervios de miles de personas, que bajo el imperio del descontrol mental y expuestos a todos los riesgos, en estampida nocturna abandonaron sus viviendas con tal de proteger sus vidas

Además de ubicar y judicializar al causante de la infundada alarma, muchos temas para analizarlos nos deja lo vivido en la histérica noche decembrina villavicense.

Triste suerte la de Villavicencio

Triste suerte la de Villavicencio
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy/ Comunicador Social comunitario

Justo a un mes de culminar el año 2011 quiero referirme a los siguientes asuntos recientes, que por sus contrastes llaman mi atención como habitante de la capital del Meta.

Anocheciendo el anterior lunes 28 de noviembre, al transitar por un centro comercial villavicense me crucé con el ex alcalde Franklin Germán Chaparro, quien poco hace que un juzgado de Bogotá lo absolvió de los cargos que lo llevaron a estar privado de su libertad, de inmediato recordé la escena de la televisión nacional que lo mostró el día en que fue detenido en Bogotá.

Habían pasado veinticuatro horas de ello, cuando escuché en primicia radial que al alcalde Raúl Franco una juez acababa de cobijarlo con medida de aseguramiento de detención domiciliaria. Eso quería decir que de nuevo desde la alcaldía seríamos noticia nacional.

El periódico Llano 7 días en sus ediciones del martes y miércoles de esta semana titula que el teatro La Vorágine “se cae a pedazos”, y que la fuente de la plaza de Los Libertadores es “un monumento a la desidia estatal”, coincide en esa misma edición el publirreportaje que incluye algunas de las grandes obras del gobierno departamental en Villavicencio.

Como es de todos sabido, el parque Los Fundadores también está fuera de servicio y abandonado por obras iniciadas a comienzo del año por la administración Franco. Llama la atención que los tres lugares citados no pasan de una década de construidos con multimillonarios presupuestos y que fueron orgullo local en su momento. Sin que suene a apología, hay que recordar que son de la cosecha de la administración de Luis Carlos Torres R.

Guardo la esperanza que en pocos años la ahora mostrable obra de cielos abiertos pensada para la gente y no para los carros, proyecto del gobernador que termina mandato, no caiga en el abandono por culpa de los gobiernos y de la comunidad.

Pero mírese por donde se mire, mi ciudad, nuestra ciudad, vergonzosamente está deteriorada en su estructura material y caótica en su cotidianidad, pero lo más inaudito es que está cobijada con la asombrosa indiferencia de un alto porcentaje de quienes la habitamos.

Así que somos culpables de esa triste suerte, que al final de cuentas es la triste suerte de cada uno de nosotros que la usufructuamos en beneficio personal, sin brindarle gratitud y respeto ciudadano.

Fiesta centenaria en El Calvario

Fiesta centenaria en El Calvario
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy /Comunicador Social comunitario

Mediando el año 1998 fui por vez primera a El Calvario en ese viaje tuve entre otras oportunidades la de conocer el clausurado primer templo parroquial, al que después demolieron sin respetarle su valor cultural.

Su particular composición arquitectónica y urbanística me llevó a compararlo con un Pueblo de pesebre, así lo consigné en la nota periodística titulada “El Calvario, una ruta por descubrir”, publicado por Llano 7 días, en dicho artículo conté de las bellezas naturales y culturales de esa fría región.

Entonces, en la memoria local y nacional estaba fresco el ingrato episodio conocido como “la pesca milagrosa”, colectivo secuestro perpetrado por la guerrilla sobre la vía a Bogotá, del cual el caserío también fue escenario.

El Miércoles Santo de 2008, de regreso de San Juanito volví a pasar por El Calvario, aquella tarde contemplamos dos atractivos sitios naturales cercanos al casco urbano, primero el salto de agua “El chorrerón” y luego la enigmática “Cueva del diablo”; dicha correría lo organizó el diputado José Luis Silva V.

En febrero de este año amablemente fui invitado por el pedagogo Sérvulo Velázquez a la primera reunión de la colonia calvariuna residente en Villavicencio. El motivo central era determinar la manera como celebrarían el primer siglo de fundación del cordillerano asentamiento humano.

En ese evento, presidido por el alcalde Jairo Morales T., luego de los efusivos abrazos de saludo, los asistentes se agruparon para asumir tareas preparatorias allá y acá, y acordaron que en diciembre sería la centenaria fiesta.

Desde entonces y bajo la coordinación general de la licenciada Lilia Velásquez se desarrollaron actividades de diversas temáticas, con admirable participación ciudadana. Así, ha habido mercados campesinos, banquete pro centenario, foros, diseño de la cátedra de historia municipal y la edición del libro “El Calvario cien años de historia: mirando al Llano y a Colombia.

En reciente evento de presentación del centenario en la capital metense, el alcalde Jairo Morales se refirió a su pueblo como “rincón del departamento del Meta”, yo apunté que El Calvario más que un “rincón” es un balcón enclavado en fría zona limítrofe con Cundinamarca.

No es común entre los metenses apostarle en bloque comunitario a los aniversarios de sus pueblos, por ello hay que reconocer que los calvariunos nos han dado tremendo ejemplo.

Un dato histórico del poblado es que los primeros momentos de su proceso fundacional se remontan a los tiempos de la extracción quinera, en las últimas décadas del mil ochocientos, y de la Guerra de los Mil Días, cuando huyendo de tal conflicto personas oriundas de Quetame llegaron a ese territorio, cuyo primer nombre fue El Baldío.

En el anterior mes de marzo entrevisté a don Pedro Antonio Alvarado, descendiente directo de los fundadores de El Calvario. Entre los muchos datos que me contó, recuerdo el de la manera como los dos primeros habitantes tuvieron que vivir durante un buen tiempo aprovechando un abrigo rocoso, léase cueva, como en tiempos precolombinos.

Al parecer, ese sitio queda cerca del pueblo. También me habló de los diferentes caminos que desde Quetame partían rumbo al naciente caserío.

La fiesta de la Inmaculada Concepción del 2011 marcará el retorno de los calvariunos a su Patria Chica. En esos días los hijos ausentes y los que continúan allí, se encontrarán y con júbilo celebrarán el siglo de fundación de El Calvario, ocurrida bajo la tutoría de la comunidad montfortiana, cuyos religiosos con apostolado y estoicismo guiaron su desarrollo espiritual y material.

Llaneridad en Lejanías

Llaneridad en Lejanías
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy/Comunicador Social comunitario

A menudo folcloristas y llanerólogos expresan preocupación porque en sitios de Arauca, Casanare, Vichada y Meta baluartes del folclor regional se han perdido sentires de la cultura llanera.

Pero mientras cunde esa inquietud, con sorpresa encuentro que en un lugar metense sin nexos con las raíces llaneras, en alguna medida se cultivan elementos del territorio llano.

Lejanías es un pueblo del Alto Ariari surgido a partir de colonización espontánea y dirigida desde el centro del país, esa región se próxima a los 30 años de vida municipal. Por un proyecto cultural voy allá en los últimos meses. En ese contacto me he dado cuenta de los siguientes ejemplos de apropiación llanera local.

La alcaldía desde su academia de joropo con baile y música sensibiliza a la juventud. Poco hace que representó al Meta en un encuentro folclórico nacional en San Basilio de Palenque, Bolívar. También el pueblo en tres ocasiones ha sido sede del Guape joropazo, callejero evento de baile.

En lo referente a la discografía, los equipos de sonido de los bares con alto volumen entre rancheras, carrilera y vallenatos, dejan sonar joropos de Walter Silva y de Villamil Torres.

A su vez la gastronomía está presente en la cotidianidad pueblerina, puesto que en la mañana o al anochecer ambulantes vendedores de comida por las calles ofrecen hayacas.

Junto a lo anterior, en las fiestas lejanienses se dan las tardes de coleo en una sencilla manga ubicada al otro lado del río Guape, colmada por el público en cada jornada.

Hoy la compleja dinámica cultural metense así delimita el territorio folclórico llanero, con fronteras en municipios de poblamiento andino, como en el caso de Lejanías.