lunes, 6 de diciembre de 2010

Consideraciones para el fin del año

Consideraciones para el fin del año
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy/ Comunicador Social comunitario

En los finales de noviembre cuando redacto este artículo las noticias de orden ambiental son variadas, sobre ellas comentaré. Domina la calamidad nacional causada por las lluvias, de la cual a Dios gracias nos hemos librado en el territorio llanero. Sin decir que una es mayor que otra, la situación de Bogotá asombra, debido a que en su historia hispana y republicana no hay momento igual.

De ahí que los desbordamientos de afluentes sabaneros y sus inundaciones me llevan a buscar en su historia precolombina. Allí está el pasaje o mito de Bochica. Cuando las incesantes lluvias hicieron crecer ríos que acabaron con los cultivos y las viviendas de los habitantes de ese imperio chibcha, el Zipa tuvo que recurrir a Bochica para que los liberara de tal contingencia.

El anciano sacerdote luego de orar señaló hacia el sur occidente del territorio. Con ese rumbo se dirigió en procesión hasta donde la sabana culminaba y enormes rocas represaban el agua llovida. Con su bastón las tocó y éstas se rompieron dando origen al Salto de Tequendama, formado por el río Bogotá. De esta manera las penalidades de los muiscas cesaron.

¿Acaso se parecen los dos momentos: el del mito precolombino y la situación actual? ¿el fenómeno de “la niña” se vivió en tiempos prehispánicos en las hoy tierras bogotanas? Como sabemos, el río Bogotá además de muerto por contaminación está agotado en su caudal, motivando que el Salto de Tequendama ya no sea atractivo turístico.

Seguramente en el tiempo actual las aguas que inundan la sabana drenan a través del cauce del río Bogotá, arrojándose impetuosas en el mítico Salto de Tequendama, como en los buenos tiempos.

Ocurre el triste drama nacional justo cuando en Cancún, México, se cumple la XVI Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, evento del que el diario El Espectador en su edición del domingo 28 de noviembre dice que “el pesimismo lo rodea”.

Recordemos que las causas del calentamiento del planeta son: consumo de combustibles fósiles para la industria, el comercio, el transporte y fines militares, y por la deforestación para las industrias de agricultura y carne.

A su vez entre sus impactos están: más episodios extremos y frecuentes de calor y lluvias, más ciclones tropicales, más huracanes y tifones, más inundaciones y sequías intensas, más escases de agua potable, aumento del nivel del mar, y deterioro o pérdida de tierras agrícolas para producir.

Así mismo estos fenómenos derivan: crisis alimentarias, hambrunas, enfermedades, muertes, extensión de ecosistemas y desplazamientos.

Sin mayor análisis vemos como las causas no frenan ni siquiera en nuestra región, más bien con frenesí se acrecientan las explotaciones petroleras y las talas indiscriminadas de bosques y selvas.

Se junta la realidad anterior con la nada grata noticia filtrada de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, EAAB, que revive su proyecto de construir Chingaza II, letal obra que acabará con unas 500 hectáreas de páramo, las que inundará con aguas del Guatiquía y otros afluentes nacidos en ese parque nacional natural.

Construir esa represa significa violar el internacional acuerdo Ramsar, que dicta la protección de humedales y otros nacederos de agua. Nuestro país lo suscribió, más sin embargo por estos lares ha sido incumplido de manera descarada, los innumerables casos Tierra Mágica los ha denunciado.

Nota: que la Navidad sirva para que reflexionemos sobre nuestra responsabilidad ambiental y que en el 2011 Dios nos proteja e ilumine. Mil gracias por leerme.
(Publicado por Tierra Mágica, edición diciembre de 2010)

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