martes, 1 de febrero de 2011

Conocer a Lejanías, grata experiencia sensorial

Conocer a Lejanías, grata experiencia sensorial
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy/ Comunicador Social comunitario

De nuevo con mis escritos en Tierra Mágica y qué mejor comienzo de este ejercicio periodístico ambiental del 2011 que con una crónica sobre un inolvidable paseo a un lugar casi ignorado del Meta, viaje cumplido a mediados de enero en compañía del buen amigo Antonio Lozano.

Debo decir que el atractivo que me llevó a pensar el viaje a Lejanías fue Piedra Gorda, enorme evidencia arqueológica tupida de muchos trazos y figuras geométricas, obra muy seguramente de primitivos habitantes de este sector ahora denominado Baja Cristalina.

Sobre esta patrimonial pieza en algunas oportunidades había escrito solo a partir de ver fotografías. El volumen de la roca es gigantesco, infortunadamente el deterioro del arte rupestre es progresivo por culpa del hombre contemporáneo.

Para bien allí encontramos a un Vigía Cultural nato, don Álvaro Cortez presidente comunal de la vereda, quien del sitio ha espantado a vándalos. Tiempos positivos vendrán para ese atractivo cultural, si se materializa la gestión para señalizar el lugar a cargo del Personero Fernando Domínguez H. y del Secretario de Gobierno municipal José Rubén Pineda S.

A Piedra Gorda se puede ir caminando desde el casco urbano, pasando el largo puente de la Reconciliación sobre el Guape, aproximadamente el recorrido dura una hora. Igual se va en carro o en moto.

Este río, el Guape, que con su orilla derecha baña al poblado, en tiempo de “verano” es el principal sitio de recreación de los lejanienses, bien para nadar en sus frescas y diáfanas aguas o para practicar un deporte extremo consistente en remontar en carro por la orilla izquierda y desde muy arriba lanzarse a las raudas corrientes subidos en neumáticos de llantas. A esta particular actividad allí la denominan “embarcase”.

Pero si el paisaje del Guape es bello, el del río Güejar es asombrosamente hermoso. A la altura de la vereda Miravalles se localiza un extenso sistema de losas de roca sobre el cual las aguas color verde marino corren encajonadas y forman enormes pozos, que han sido bautizados como “las piscinas naturales del Güejar”.

En carro se gasta una hora hasta un punto en que se le abandona, para descender a pie un trayecto algo pendiente que da al lecho del río. Disfrute pleno ofrece el paisaje natural del sitio, que además brinda otros atractivos por un sendero ecológico sobre la margen izquierda. En la última página de este periódico se publican algunas fotos del lugar.

Cabe contar que todos los afluentes que pasamos en nuestros paseos eco turísticos tenían trasparentes aguas. La riqueza hídrica y fresca temperatura de Lejanías tienen su origen en el fronterizo páramo de Sumapaz, compartido por Meta y Cundinamarca. Esa ubicación geográfica hace que la agricultura sea variada, con énfasis en frutales, por ello la marca de Lejanías es “Municipio Frutícola”.

De reciente aparición es el concurso de Carretilleros, que elige al Rey entre los trabajos artísticos elaborados con frutos en estos aparatos de uso campesino. La tradición que exalta la vocación agrícola del municipio comenzó en 2008 y ya ha sido acogida por la comunidad.

Pero nuestra permanencia no hubiera sido completa sin la agradable compañía de Luzelli Quintero E., Dumar Bello N. y René Ramos G., fundadores del festival de Carretilleros, fueron excelentes anfitriones y guías.

Los tres son dueños de notables calidades humanas las que pudimos percibir en su generoso trato y atenciones. En ellos percibimos la imagen acogedora y sencilla de la comunidad lejaniense.

Paisaje natural y su gente son las mayores fortalezas que Lejanías guarda. Desde aquí mi sincero agradecimiento para Luzelly, Dumar y René. Y para los demás habitantes de esa municipalidad el encargo de no dejar deteriorar su patrimonio ambiental y cultural.

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