jueves, 26 de agosto de 2010

El Meta en la Onda

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El Meta en la onda / Opinión

De enorme importancia para la región es el programa Ondas Meta de Colciencias, bajo la coordinación de la Unillanos y patrocinado por empresas oficiales y privadas.

Fue a partir del 2001 cuando Colciencias y la Fundación FES pusieron en marcha esta iniciativa, su propósito: fomentar de la Ciencia y la Tecnología en la población infantil y juvenil.

Bajo esta filosofía desde su creación Ondas ha contribuido con el desarrollo científico y tecnológico de Colombia, motivando y creando semilleros de investigadores en colegios y de paso coadyuvando al mejoramiento de la calidad educativa.

Ondas Colciencias tiene una metodología sencilla y asequible, que desmitifica la generalizada concepción de que hacer investigación es difícil. De esta manera bajo la tutoría de Xua y Teo, originarios de tierras andina y cálida respectivamente, la niñez y la juventud aprenden los diferentes pasos que deben seguirse para investigar. Otros dos personajes son Bufeo y Omacha que se encargan de las cuencas hidrográficas.

Entrar en la onda de Ondas significa organizar el grupo investigativo, las perturbaciones son las preguntas generadas por la onda, las trayectorias equivalen a los caminos de indagación, las resonancias son las reflexiones sobre la experiencia y el resultado, teniendo como fase final la propagación de la onda.

Una muestra de experiencias investigativas enmarcadas en las temáticas Ambiental y Agroindustria, ocurrió ayer en la Unillanos. En el evento participaron proyectos de diversos lugares del departamento, apoyados por la gobernación del Meta.

Llama la atención cómo algunos colegios aun no se interesan por ingresar a Ondas Colciencias, coordinado en el Meta por la Unillanos.

Nota: Hablemos de joropo para bailar joropo, tertulia sobre los trajes, en la Casa de la Cultura de Villavicencio. Viernes 27, 6:30 p.m. Entrada libre.

Óscar Alfonso Pabón Monroy
Comunicador Social Comunitario

jueves, 19 de agosto de 2010

Nueve rutas productivas

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Nueve rutas productivas / Opinión

En Corpoíca La Libertad recibí un portafolio con atractivos nombre y compendio informativo. Su título es 'Rutas Tecnológicas & Productivas: Llanos Orientales de Colombia', bajo el patrocinio de entidades metenses comprometidas con los asuntos agropecuarios.

Este documento resalta el potencial económico que sectores orinoquenses ofertan en los tiempos presentes. De manera breve me referiré a cada uno de los rumbos para turismo especializado.

Ruta del Caucho: 12 por ciento del área nacional está sembrada en la Orinoquía y tiene como gran núcleo a Puerto López y Puerto Gaitán.

Ruta de la Palma de aceite: con plantaciones en Meta, Casanare y Cundinamarca (Paratebueno) y veintitrés plantas extractoras.

Ruta Maíz y Soya: se ubica dentro de la jurisdicción metense. En las cifras nacionales las siembras tecnificadas de maíz representan 12 por ciento y las de soya 77,3%.

Ruta Forestal: comprendida entre los departamentos de Meta, Casanare y Vichada, con tierras aptas para forestar y reforestar.

Ruta citrícola: Meta y Casanare forman parte de ella. Naranja, mandarina, tangelo y limas ácidas son las variedades más cultivadas.

Ruta Piscícola: la jurisdicción metense produce en estanque unas 30.000 toneladas al año de carne de pescado. En el 2007 fue el segundo productor nacional.

Ruta Agroenergía: El Meta se destaca en la producción de materia prima para obtener combustibles vegetales: biodiésel y etanol.

Ruta Cárnica y Láctea: Casanare y Meta son los dos departamentos orinoquenses más ganaderos del país.

Ruta Altillanura Plana: además de ganadería, las tierras metense y vichadense son polo de desarrollo nacional para producir granos, cereales, madera, oxígeno y carbono.

Atractivos son estos nueve destinos. No le hace bien a la economía del Meta la atomización de sus rutas, las tiene de tipo turístico, cultural y las aquí detalladas. Es conveniente buscarle su articulación.

Óscar Pabón Monroy
Comunicador Social Comunitario

19 de agosto 2010

miércoles, 18 de agosto de 2010

Llanos Orientales: escenarios de históricos conflictos

LLANOS ORIENTALES DE COLOMBIA:
ESCENARIOS DE HISTÓRICOS CONFLICTOS
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy

Una constante histórica regional ha sido la de servir como teatro para la escenificación de confrontaciones violentas, hechos en los que su cuota de sacrificio ha sido alta frente al mínimo reconocimiento colombiano.
Mediante un bosquejo general, este ensayo pretende comentar una serie de acontecimientos ocurridos en diversas épocas históricas del territorio en estudio, estas evidencias sustentan su título.

Época precolombina:

Quizá el mayor enemigo de las naciones aborígenes de la Orinoquia fue la etnia Caribe, que además de martirizarlas con sus fieros ataques, practicó la esclavitud de individuos achaguas para venderlos a otras naciones. Sobre esta costumbre dice el Padre Rivero:
“Era tanto el desorden que no solamente se cautivaban estos macos para servirse de ellos sino para venderlos a otros, y hacían sacas muy cuantiosas para proveer a todo el reino, como es notorio”. (1)

Por culpa de los caribes la nación Achagua por muchos años entró en desgracia con los Chiricoas. El mismo misionero narra así:
“Los dardos y saetas que se cruzaban silbando por el aire, los golpes de las macanas, y la confusa gritería que parecían truenos, formaban una horrorosa tempestad que desatándose a pocos instantes en arroyos de sangre, terminó por dejar en el río Meta un color rojizo, y en su playa innumerables cadáveres de Achaguas destrozados por la iniquidad” (2)

Según Rivero aquella sangrienta rivalidad culminó con la unión de sangres, dada entre el cacique Chacuamare, chiricoa él, y una joven achagua a la que bautizaron Catalina. (3)

El Diccionario Histórico y Geográfico de la América Meridional de 1771, de los Achaguas dice que se ubicaban “a la entrada de las llanuras de Casanare y Meta, en el Nuevo Reino de Granada. Habita en los bosques cercanos al río Ele. Manejan estos bárbaros con gran destreza las lanzas y arrojan los dardos sin fallar; son de naturaleza dócil pero muy dados a la embriaguez” (4)

A su vez a los Chiricoas los define como habitantes de “las llanuras de Casanare y Meta. Son nómades y van por las selvas en unión de los Guivas. Son astutos y muy hábiles para robar, pero son de índole dócil y pacífica”. (5)

La Conquista: frenética búsqueda de El Dorado

La región orinoquense colombiana formó parte de la leyenda del El Dorado hecho que le llevó a ser invadida por los europeos conquistadores, quienes en su desaforado paso para encontrarlo atropellaron a los naturales que hallaron a su paso.
Dos vías de Conquista hubo: una fluvial y otra terrestre.

A través del río Orinoco llegó la dirigida por Diego de Ordaz, cuyas naves no pudieron salvar los impasables raudales de Atures y Maipures, así que su única alternativa fue dar media vuelta y regresar.

La segunda bajo el comando de Alonso de Herrera ingresó en 1535 por el río Orinoco y luego remontó durante un mes las aguas del Meta, en feroz combate con una tribu de la margen izquierda del caudal el conquistador comandante fue herido con una flecha untada con curare, que pronto le causó la muerte. (6)

Este episodio violento de Conquista resulta ser el primero ocurrido en tierras de la Orinoquia colombiana.

La otra embestida, a cargo de tropa patrocinada por la casa alemana Welser y con el visto bueno del rey Carlos V, quien le entregó esta franja territorial de Castilla (7) como respaldo a un empréstito financiero para su campaña política.

Comenzó en el costero pueblo venezolano de Coro, a donde en “febrero de 1529 llegó Ambrosio Dalfinger con tres barcos de aventureros españoles con elegantes ropajes”. (8) Desde allí luego por tierra firme ingresaron las campañas comandadas respectivamente por Jorge Spira, Nicolás de Federmán y Felipe Von Hutten, entre 1536 y 1538, tropas que con frenesí buscaron Eldorado.

Queda claro que vastos territorios de las hoy repúblicas de Venezuela y Colombia desde los primeros años de la Conquista resultaron entregados por la Corona por empréstitos recibidos de la alemana casa Welser.

Hoy vemos cómo esta costumbre se ha repetido a través de la historia.
Al final aquellas codiciosas expediciones solo dejaron huellas de desalojo, despojo y violencia, hechos que fueron narrados sin mayores detalles por los cronistas de Indias.

La Colonia: de El Dorado a las masacres

Las notas de historia cuentan de la triste suerte que tuvo la familia Achagua. Para el año 1606 el español Alonso Jiménez cometió una masacre en su territorio vecino del río Meta. Este militar engañó a los indígenas y dentro de la iglesia que les hizo construir cometió su carnicería humana. (9)

Cinco lustros después la misma etnia fue víctima, por parte de soldados españoles, de otra matanza en las cercanías del río Pauto. Suerte igual tuvieron luego otros 20 achaguas en las arenas del Duya, ellos fueron ahorcados. (10)

La Independencia:

Los sentimientos anti españoles comenzaron su incubación en las almas de los llanos neogranadinos desde los momentos de la revolución Comunera. Producto de ello es la llegada de los jóvenes socorranos Rosillo, Cadena y Salgar, quienes realizaron campañas revolucionarias en tierras de los hoy departamentos de Casanare y Meta, territorios en los que dejaron encendida la tea libertaria. (11)

A la postre su empeño se frustró cayendo presos los primos José María Rosillo y Vicente Cadena, a quienes por “delito de bullicio y conmoción” se les fusiló el 22 de abril de 1810 a la 1:00 p.m. en la plaza de Pore. (12)

Para escarnio público sus cabezas fueron llevadas y expuestas en la plaza mayor de Santafé el 13 de mayo.

Estos dos protomártires se convirtieron en los primeros sacrificados en los Llanos colombianos, por su lucha independista. En el presente año se cumplió el bicentenario de sus muertes, histórica conmemoración que pasó inadvertida en los contextos local y nacional.

Los ojos de los generales Francisco de Paula Santander, Manuel Serviez y José María Córdoba vieron en las tierras y gentes de las provincias de los llanos de Casanare y San Martín la posibilidad de algo grande para los anhelos emancipadores.

Así, contrariando la orden de José Fernández Madrid, Presidente de la Unión, quien les indicó marchar al Sur, (13) en mayo de 1816 ellos tomaron rumbo a los Llanos por la senda de Apiay.

Fue idea de Serviez llevar el lienzo de la virgen de Chiquinquirá, que cargaron en un incómodo baúl. Las fuerzas realistas acosaron su paso por el intransitable camino, situación que les llevó a abandonar la milagrosa estampa, siguiendo en presurosa carrera de descenso rumbo a la Provincia de San Martín y de allí a la casanareña, (14) luego pasarían a Venezuela.

Utilizando esa misma ruta muy de cerca bajó un contingente realista comandado por Miguel de Latorre quien se tomó a Pore (15). Se vivía la época del pacificador Pablo Morillo.

Por allí en Casanare el trabajo ya iba bien adelantado a cargo de grupos de guerrillas independientes, comandadas por líderes locales. En encarnizadas batallas obtuvieron victorias consecutivas contra los defensores del yugo español.
Fueron tan contundentes los golpes de estos llaneros que en 1817 cantaron la libertad de su territorio. (16)

Revestido del cargo de Jefe de los ejércitos de Casanare, a finales de 1818 el general Santander (17) inició su labor militar de organización de los grupos de guerrillas bajo el mando entre otros de Ramón Nonato Pérez, Juan Galea, Juan Nepomuceno Moreno y del clérigo Ignacio Mariño y Torres.

Con el trabajo cumplido por los grupos de guerrilla y la capacidad de lucha de ellos, el general Santander logró despejar el tortuoso camino a Boyacá, ruta por la que en junio de 1819, junto a Simón Bolívar, ascendieron con el unificado ejército patriota de neogranadinos y venezolanos.

Sangre derramada, pobreza y abandono fueron los impactos generados en la región en el trascurrir del período 1810-1819.

La República:

Apenas los llanos se habían auto recuperado, desde lo social y lo económico, de los acontecimientos independistas ocurridos en las dos primeras décadas del siglo XIX, cuando finalizando esta centuria nuevamente el territorio se convierte en teatro de confrontaciones partidistas violentas.

En octubre de 1899 comenzó la guerra de los Mil Días y desde diciembre los principales líderes liberales colombianos bajaron a nuestro territorio por diferentes caminos que nos unen con la región andina. La tarea que trajeron era la de buscar adeptos para enfrentar al gobierno conservador.

Entonces las sabanas casanareñas, araucanas y metenses recibieron a figuras como los generales Vargas Santos, Uribe Uribe, Avelino Rosas, David Tovar, y al famoso guerrillero tolimense Tulio Varón, quienes alebrestan a los habitantes de campos y caseríos para que se unieran a sus ideales de derrocar la administración conservadora. (18)

Los combates no se hicieron esperar en cuanto pueblo llanero había por entonces. Contrario a las luchas de la Independencia, esta vez no hubo ganadores ni perdedores y la pacificación se produjo mediante acuerdo bilateral en los comienzos de la centuria de mil novecientos.

El prolongado conflicto de final del siglo XIX y comienzos del siglo XX de nuevo dejó en quiebra la ganadera economía regional y produjo extinción de pueblos.

La muerte de Jorge Eliécer Gaitán:

Otra época violenta padeció la llanura colombiana a partir del asesinato en Bogotá del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, magnicidio que envolvió a liberales y conservadores en pasiones y odios, enfrentándolos en fratricidas luchas.

Esta vez por dinámica interna nació en el territorio oriental el movimiento conocido como las “guerrillas liberales del Llano”, la que por su enorme accionar alcanzó trascendencia nacional.

Su mayor líder fue el legendario Guadalupe Salcedo Unda, tameño, quien en alianza con otros valerosos estrategas –en su mayoría- oriundos de la región, condujeron a sus tropas civiles (chusmeros) a librar confrontaciones armadas contra las fuerzas del gobierno.

La contienda partidista por años bañó en sangre a la región y al resto del país. Con la toma del poder por parte del teniente general Gustavo Rojas Pinilla vientos de paz soplaron por las enlutadas sabanas orientales.

Al cabo de acuerdos bilaterales ocurrió la entrega de armas por parte de los máximos comandantes de las “guerrillas liberales del llano”, acontecimientos ocurridos en los casanareños pueblos de Monterrey y Tauramena.

Consideraciones finales:
Visto lo anterior, se entiende que la región llanera desde la época de precolombina ha sido escenario de conflictos generados por motivos económicos y políticos, confrontaciones violentas que le han deparado profundos impactos negativos.

Cabe enfatizar que tanto en las luchas de Independencia como en la guerra de los Mil Días y en alguna medida en los años cincuenta, personajes externos al territorio han venido a encender los ánimos de sus habitantes.

Hay que destacar que la siembra de la cultura ganadera por parte de los hijos de Loyola durante la época de la Colonia, en sus haciendas Caribabare y Apiay, resultó soporte fundamental para la manutención de las tropas vinculadas a los procesos de Independencia, de la guerra de Los Mil Días y de la violencia generada a partir de 1948.

Coincide el impacto militar causado por los grupos de guerrillas llaneras en tiempos de la Independencia, cuando gritaron libertad en el año 1817, con el que lograron las guerrillas liberales surgidas a partir de 1948.
Por igual los dos movimientos civiles pusieron en jaque a los gobiernos de esas épocas.

Igual es de resaltar que, de manera admirable los ciudadanos llaneros han sabido sobreponerse en lo social y lo económico a cada funesta e ingrata etapa afrontada en su suelo.

Y lo han logrado por esfuerzo propio, porque la intervención del gobierno central les ha sido esquiva.
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Citas:
1: Rivero Juan, Los Jesuitas en los Llanos; colección Arauca Vibrador. Edit. Nueva Gente, Bogotá, 2007, p.29
2: Ibid, p. 33
3: Ibid. P. 33
4: Coleti Giandomenico, S.J.: Diccionario Histórico- Geográfico de la América Meridional, tomo A-L, Banco de la República, Bogotá 1974, p.35
5: Ibid. p 147
6: Pabón M. Oscar A., Apogeo y decadencia de una ruta; en Historias arrebiatadas, edit. Juan XXIII, 1994, p.13
7: Hemming John, En busca de El Dorado. Editorial del Serval, p.26
8: Ibid. p. 27
9: Rivero Juan, ibid. p. 24
10: Ibid. p. 27
11: Pérez A., Héctor P., La participación de Casanare en la Independencia 1809-1819, Panamericana Formas e Impresos, Bogotá, 2005, p. 68
12: Ibid. p. 71
13: Riaño Camilo, en Santander y los Ejércitos Patriotas 1811-1819, tomo I, Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá 1989, p. XXVIII
14: Moreno de Ángel, Pilar, Santander Biografía; Planeta Col. Editorial S.A., Bogotá, 1990, p. 146
15: Ibid, p.149
16: Pérez A., Héctor P., ibid, p. 75
17: Biblioteca de la Presidencia de la República: Santander y los Ejércitos Patriotas 1811-1819, tomo I, Bogotá 1989, p. 231
18: Pabón Monroy Oscar Alfonso, Llanos Orientales: Mil y otros días más de conflictos, ponencia en el III Simposio de Historia de los llanos colombo venezolanos, Arauca, julio de 1992
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Támara, julio 18 de 2010.
(*) Comunicador Social, miembro de la Academia de Historia del Meta

martes, 17 de agosto de 2010

Cholo y caballo

Hace cuatro años Orlando "Cholo" Valderrama me dijo que hasta entonces sus dos mayores exaltaciones artísticas eran el Florentino de Oro Honoris Causa recibido en 1993 en el pueblo de Achaguas a orillas del río Matiyure, tierra venezolana del Nazareno y su inclusión en la serie de televisión Maestros dedicada a glorias del folclor colombiano.

Seguramente el Grammy Latino obtenido hace ocho días es ya su tercer gran honor. A propósito del significado de este premio al mejor álbum folclórico, desde el inicio de su carrera musical el "Cholo" se fijó el compromiso de dar a conocer su tierra. Tarea que con su peculiar estilo campesino a todos nos consta ha cumplido a cabalidad.

Su primera obra famosa fue "Bonguero del Casanare" inocente canción compuesta a sus 15 años en homenaje a Margarito Castillo, incluida en su primer LD. Desde ese momento es interminable la cosecha de éxitos.

Cuando en julio de 2004 lo entrevisté para el libro Hechos y personajes del Llano, que vende este periódico, me llamó especial atención su infinito amor por el caballo, fiel amigo al que en cada trabajo discográfico le rinde tributo.

Al respecto y a mi parecer creo que su mejor oda es ¡Patrón: véndame el caballo!, contenida en el CD Bordón libre. En ese canto con sentimiento dice "que no se acabe la raza de los hombres de a caballo, o que muera yo primero para no tener que llorar". Coincidencia grande es que el Grammy lo haya ganado con su álbum ¡Caballo!.

El departamento del Meta le ha marcado hitos importantes al casanareño Orlando "Cholo" Valderrama en su triunfal vida artística. De ahí que igual son coincidencias recibir la estatuilla del gramófono justo a los treinta y cinco años de haberse subido por primera vez a cantar en una tarima, ocurrió en noviembre de 1973 en el festival de San Martín y de ser el primer sitio en actuar dos días luego del premio Grammy Latino, concierto sucedido en Villavicencio.

Por Oscar Alfonso Pabón Monroy
Comunicador Social Comunitario

1. Por: lufe569 - Vie 21 nov 2008 08:37 am.

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Gracias al "cholo" valderrama por seguir exaltando nuestro folclor llanero, gracias por hacer que cada día querámos más nuestra tierra, gracias porque de a caballo he vivido mis mejores experiencias en mi querido e inigualable llano. ah felicitaciones por el grammy, que honor!

Y el pitingle voló

Y El Pitingle Voló

Comenzó agosto el mes de los vientos, época propicia para las manualidades y la creación de naves voladoras por parte de niños, jóvenes y adultos.

Si las condiciones climáticas lo permiten, los cielos estarán salpicados por el colorido de los juguetes que se moverán al ritmo de las corrientes de aire, brindándole disfrute lúdico a sus pilotos en tierra.

En Villavicencio fue tradicional este mes por la construcción masiva de pitingles , palabra ya entrada en desuso debido a la dinámica social que vive.

Con ese nombre se conoció a un a r tefacto volador en forma de diamante, cuyo esqueleto se construye con ver a da, que es parte de la flor de la caña brava, especie propia de las riberas de nuestros caños. Otros materiales son papel, engrudo de yuca, hilo calabrés y piola.

Los multitudinarios concursos anuales, que calificaban al más grande, al más pequeño o al más volador, tenían como sede a Cristo Rey.

Nunca supimos de dónde llegó, ni cuando se acuñó el vocablo pitingle en el léxico de nuestro pueblo; de igual manera, quién introdujo el particular diseño en el medio. Lo que sí es verdad es que varias generaciones de villavicenses manejamos tanto el nombre como su elaboración, hasta que apareció la palabra cometa que vino a generalizar a todos los diseños de estos artefactos voladores.

Hoy en menor proporción y compitiendo con todas las formas geométricas posibles se siguen construyendo pitingles, pero bajo la denominación de cometas.

* Comunicador Social Comunitario

Publicacióneltiempo.comSecciónEditorial - opiniónFecha de publicación2 de agosto de 2002Autor Oscar Alfonso Pabon Monroy*

La Orinoquia no está en Expo Universal Shanghai 2010

La Orinoquia no está en el pabellón de Colombia en Expo Universal Shanghai 2010
Publicado: Mayo 03 de 2010 Hora 11:17:50

Con base en la nota publicada ayer domingo 2 de mayo en el diario El Espectador, páginas 24 y 25, que incluye entrevista a Francisco Santos Vicepresidente de Colombia y delegado del gobierno ante Expo Shanghai, con asombro me informo que la región de la Orinoquia colombiana está por fuera de la muestra que nuestro país expone en la feria más grande del mundo.

Así cuenta de manera textual la nota periodística sobre lo que contiene el pabellón:

"Con un énfasis especial en sus riquezas y potencialidades, Colombia buscará mostrarse como el socio estratégico ideal del mundo.

Está dividido en cuatro ejes temáticos:

1- Región Caribe: playas de arena blanca y el Castillo de San Felipe (turismo).

2- Región Andina: producción cafetera y las grandes ciudades (negocios)

3- Región Pacífica: Eco sistemas marinos y la capacidad porturaria (comercio).

4- Región Amazónica: Diversidad selvática (ecología)"

Como se evidencia, el pabellón ferial en el evento más espectacular del mundo que se cumple en China, para nada incluye a la región geográfica nuestra.

Esto va en contra del reciente estudio de Fedesarrollo sobre la Orinoquia, y de los sueños contenidos en el audiovisual "Colombia 2025" editado por la Vicepresidencia de la República (se puede ver en internet,) en el que este territorio que habitamos jugará papel preponderante para los siguientes tres caminos que le traza a nuestra Patria.

Biodiversidad, Industrias de la Creatividad y

Energías Alternativas.

Igual fija interesantes metas cronológicas como:

Año 2012: Villavicencio será una Biópolis

Año 2015: Se contruirá un Biocorredor entre Villavicencio y Bogotá

Año 2015: en la Alta Orinoquia se creará una Eco Ciudad sostenible para 1 millón de habitantes

Cuando han pasado diez años del nuevo milenio parece que a la Orinoquia colombiana se le sigue viendo por fuera del contexto de nación, según la anquilosada mirada centralista.

Como dice el cantante argentino colombiano Piero, en una de sus viejas canciones: "ah.... país, país, país.....".

Vía: Oscar Alfonso Pabón Monroy

Por: Noticiero del Llano | 1423 lecturas

Bien por San Juanito

¡Bien Por San Juanito!

Sin dudas uno de los mejores eventos de carácter folclórico a campo abierto que más llamó la atención, por lo novedoso, dentro del recién culminado Torneo Internacional del Joropo fue el joropódromo.

En lo referente a la competencia de danza hubo mucha emotividad tanto en los participantes como en la multitud que se apostó en las aceras de las tres cuadras que comprendía este callejero escenario. Placentero fue ver como luego de las rondas de calificación diarias el entusiasta público armaba el parrando.

Indudablemente, entre los grupos llegados para esta competencia, el que de manera grata causó admiración fue el de la casa de la Cultura de San Juanito. Seguramente es la primera vez en la historia de los eventos folclóricos llaneros que ese municipio asiste.

La ejecución de nuestro baile autóctono por parte de ese grupo tiene en su ritmo sabor andino, o mejor dicho es un joropo de transición entre Llano y cordillera.

San Juanito se arriesgó a acudir a semejante competencia en donde con conocimiento de causa debía enfrentarse a a grupaciones de municipios con amplia y reconocida trayectoria folclórica, y para sorpresa de todos lo hizo muy bien.

Sus jóvenes bailadores de mejillas coloradas, color que se encendía más con la temperatura ambiente y con el ejercicio de recorrer la pista dispuesta, entregaron lo mejor de sus habilidades aprendidas de Carlos Peña, su director.

El sentimiento de llaneridad observado en el caso de San Juanito, me permite corroborar un pensamiento que hace unos años expuse en un ensayo sobre principios de identidad regional, el cual consiste en que los habitantes de los departamentos de la región llanera por necesidad espiritual y cultural, nos sentimos orgullosamente llaneros, así nuestra geografía física y humana no corresponda para nada al territorio Llano.

* Director Casa de la Cultura Jorge Eliécer Gaitán de Villavicencio.

Publicacióneltiempo.comSecciónEditorial - opiniónFecha de publicación10 de julio de 2001AutorOscar Alfonso Pabon M. *Publicidad

viernes, 13 de agosto de 2010

Támara: colonial y cafetera

Támara: colonial y cafetera
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

El XI Simposio de historia de los Llanos colombo venezolanos, cumplido a mediados de julio, me dio la oportunidad de conocer un poblado del que tenía referencias históricas y comerciales.

Cuando se indaga sobre el pasado casanareño son repetitivas las citas que hablan de Támara, asentamiento humano de fundación hispana ocurrida hacia 1628 en zona de cordillera, topografía que le brinda fresco clima.

De su origen colonial además de los registros en archivos queda algo de la huella arquitectónica en su casco urbano. También la arraigada vocación agrícola, teniendo en el café su máximo producto.

Sus gentes responden a la influencia de las culturas boyacense y llanera, simbiosis que les enriquece en sus expresiones tradicionales. Los tamareños son orgullosos de su pasado y de sus ancestros, igual del reconocimiento departamental por la acreditada calidad educativa de sus colegios.

Dentro de las particularidades que hoy pueden citarse están el recuerdo del billete tamareño, de cuatro denominaciones y con circulación local, emitido por su Cooperativa de Caficultores. La corta manga de coleo “Cerro bravío” tipo vaya y vuelva, que para construirla tuvieron que rebanar una loma, dichas características la hacen única en el país.

El “balcón casanareño”, apelativo de Támara, guarda una alegre tradición popular de la que poco se habla. Se trata de la fiesta de los matachines que se cumple a la par de los aguinaldos. Su líder es Tirso Antonio Forero C., quien elabora las máscaras y demás prendas de los personajes faunísticos, que en las decembrinas noches desfilan por las empedradas calles del pueblo.

Antes de llegar a su casco urbano está El Tablón de Támara, pequeño y olvidado caserío de significación histórica, pues por allí pasó el Ejército Libertador en junio de 1819. Una falencia grande detectamos en Támara, en este colonial poblado el servicio de acueducto es muy precario.

(*) Comunicador Social comunitario

martes, 3 de agosto de 2010

Por aquí pasó Santander

Por aquí pasó Santander
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Pasado mañana se cumplirán 191 años de la Batalla de Boyacá. La historia Patria con poética nos ha narrado esos hechos, en los que sus personajes centrales fueron los intrépidos llaneros y los generales Bolívar y Santander.

Quedan nueve años para la celebración de bicentenario de la Campaña Libertadora. Estamos a tiempo para que nos descubramos y visibilicemos como escenarios de momentos emancipadores.

Al respecto, en el recién ocurrido XI Simposio de Historia de los Llanos colombo venezolanos, con sede en el bello pueblo casanareño de Támara, presenté algunas propuestas para trabajarlas en bloque llanero, desde los sectores académico, político y gubernamental.

En lo referente al departamento del Meta quiero contar un interesante dato contenido en los documentos de la época libertaria. Me complace decir que por sitios de la actual jurisdicción metense, en los comienzos de mayo de 1816 el general Francisco de Paula Santander pasó apresurado.

La primera vez que el ilustre prócer neogranadino ingresó a los Llanos fue a través del sinuoso camino que desde Santafé iba a Apiay, junto a los también militares Serviez y Córdoba. Muchos aprietos vivieron en su descenso, debido al acoso de tropas españolas ordenado por el régimen del pacificador Morillo.

Con base en el relato escrito de un oficial realista, ellos sortearon las crecientes de los ríos Negro, Ocoa, Guatiquía y Upía en su rumbo a Casanare. Fácil resulta deducir que patriotas y realistas hace 194 años pasaron por sectores de lo que hoy es Villavicencio, Restrepo, Cumaral y Barranca de Upía.

Este y otros pasajes por contar dan fe de que las tierras del Meta y Vichada también integraron el escenario en que se caldeó la libertad. Contrario nos lo han dicho con frecuencia.

Ojalá que en el bicentenario de la Campaña Libertadora tengamos mejor suerte gubernamental que la nos tocó en la del grito de Independencia.

(*) Comunicador Social comunitario

El joropo huilense

El joropo huilense
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Con el nombre de “joropo huilense” en viejos años se conoció el ritmo que hoy se denomina sanjuanero.

Llama la atención el porqué tanto del primer nombre como de la inicial copla del Sanjuanero, cuando dice que por allí todo es gloria cuando se canta joropo. Tal inquietud me lleva a compartir los siguientes apuntes que quizá ayuden a despejar esa incógnita.

Tiempo hace que le escuché decir no recuerdo a quien, que el flujo ganadero que en la segunda mitad del siglo XIX se dio por la trocha sanjuanera, entre San Juan de Arama y Colombia (Huila), era el causante de que el joropo hubiera remontado la cordillera andina para acomodarse en el folclor opita.

A su vez, la académica tolimense Margarita Enciso de Rangel hace poco me envió su “Estudio del folclor un proyecto de identidad regional”, en el que hallé la biografía del compositor Cantalicio Rojas G., nacido en 1896 en Colombia –Huila-

Si para entonces eran muy activos los viajes ganaderos que en su pueblo culminaban, es posible deducir que los vaqueros sanmartineros allí cantaron joropos y que a tan temprana edad Cantalicio los hubiera escuchado.

Quizás esas melodías de infancia lo hermanaron, alimentándole luego su inspiración para componer el sanjuanero “El contrabandista” y la “Caña número uno”, en cuyos versos habla de tocar el joropo y de bailar el joropo. Este autor se radicó en Natagaima y murió en 1974.

Al parecer la tradición continúo en la letra del Sanjuanero huilense compuesta en 1936 por Sofía Gaitán Y. y musicalizada al tiempo por Anselmo Durán. Esta obra y las antes citadas tienen su cadencia musical parecida a la del joropo, por eso se pueden bailar con la marcación del ritmo llanero.

Las razones sociológicas expuestas apoyan la tesis sobre la ingerencia que tuvieron las sacas ganaderas, desde San Martín por la trocha sanjuanera, para que el joropo influyera en el festivo canto opita, antes llamado joropo huilense.

(*) Comunicador Social comunitario

El vuelo del Cóndor

El vuelo del cóndor
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En sus vísperas en este espacio recordé que el 5 de junio era del Día Mundial del Medio Ambiente, fecha acogida por las Naciones Unidas, entidad que al 2010 lo dedica como el Año Internacional de la Diversidad Biológica.

Por ese motivo tuve la suerte de volver al Parque Nacional Natural Chingaza, de 76.600 hectáreas, lugar en el que junto a otras 24 personas pasamos la ambiental fecha. Ingresamos por la vía a Fómeque.

Un buen número de los integrantes de la expedición no conocía aquel sistema de páramo, sobre el que tiene jurisdicción el departamento del Meta a través de sus municipios de San Juanito, El Calvario, Restrepo y Cumaral.

La experiencia fue sin igual pues pudimos disfrutar el paisaje hermoso compuesto por nacimientos de agua, la imponente laguna, los millares de frailejones en plena florescencia de color amarillo, otras especies vegetales minúsculas y arbóreas y los silvestres venados de cola blanca.

Pero quizá el espectáculo mayor, que a todos nos dejó lelos y emocionados, fue el majestuoso sobrevuelo de un cóndor que como el de los ovnis duró pocos minutos antes de buscar las altas peñas.

También fuimos al sitio del desvío de aguas del río Guatiquía, trasvasadas por un túnel de tres kilómetros para formar la descomunal represa de Chuza, que surte el acueducto de Bogotá y de otros municipios de su sabana.

Sobre los impactos ambientales que esas obras de ingeniería causaron, el director de Cormacarena en el año 2008 se comprometió públicamente a financiar los estudios pertinentes. A la fecha no son conocidos y resultan básicos para las reclamaciones del departamento del Meta a la empresa bogotana de acueducto.

La expedición a Chingaza la organizó el diputado José Luis Silva V., quien tuvo el total apoyo de la oficina de parques nacionales del Ministerio de Medio Ambiente, cuyos funcionarios prestaron sus atenciones a los viajeros metenses.

(*) Comunicador Social comunitario

Fecha Patria llanera

Fecha Patria llanera
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Avanzamos hacia los 200 años del grito de Independencia dado en Santafé de Bogotá y justo pasado mañana, sábado 12, se cumplirá el 191 aniversario de quizá uno de los más importantes acontecimientos del proceso de organización del ejército libertador sucedido en los llanos colombianos.

Al igual que en el año que trascurre, esa fecha en 1819 cayó en el mismo día de la semana. El araucano pueblo de Tame en esos momentos fue anfitrión de un hecho determinante para la fase final de aquel proceso libertario.

Ese día los generales Santander y Bolívar acordaron unificar sus tropas, organizadas en los llanos neogranadinos y apureños respectivamente. Para celebrar dicho acuerdo militar el general Simón Bolívar esa noche invitó a un brindis.

En sus palabras el oferente así exaltó el trabajo cumplido en Casanare: “Vuestro ejemplo es digno de todo encomio, pues fuisteis los primeros en levantaros contra la tiranía española”.

Para agradecer al pueblo anfitrión esto dijo: “Brindemos por el éxito de nuestra empresa libertadora y por esta tierra generosa, que puede apellidarse con justicia: Cuna de la Libertad”.

Insisto que el 12 de junio de 1819 debe ser acogido y declarado por el congreso nacional como fecha Patria. Considero que es una importante tarea para los congresistas llaneros próximos a posesionarse, claro que con el apoyo de la academia.

Estamos a nueve años del bicentenario de ese momento histórico, de hoy a entonces ya debemos estarlo celebrando, así sea solo en los Llanos, pues por sobradas razones tenemos derecho a nuestra propia fiesta Patria en los 200 años de las batallas de independencia.

Mientras tanto, en Tame desde hace cinco lustros celebran la fecha con concurso de bandas marciales y representaciones teatrales del encuentro de los dos generales. Así conservan en lo local su memoria histórica.

(*) Comunicador Social comunitario.

Llaneros a carta cabal

Llaneros a carta cabal
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Por la emisora de la gobernación escuché las versiones de un inconveniente ocurrido en el reciente Joropódromo del festival de la Cachama, de Puerto Gaitán. Con base en los testimonios de las dos partes, debo decir que le doy la razón a América Rey, quien reclamó ante la organización del certamen porque uno de los jurados del concurso era arte y parte, es decir además tenía grupo participando.

Unos cuatro años atrás estuve en el festival de la Bandola de Maní, Casanare, en donde conocí a un bandolista sabanero quien la primera noche del concurso me dijo que no había nada que hacer pues ya estaba acordado quienes ganarían.

Eso me hizo recordar que en un festival de Villavicencio, cuando se hacían en la concha acústica de Cristo Rey, también estalló un escándalo por el veredicto final del jurado.

El hecho de Puerto Gaitán es detonante de las malas costumbres con que algunos cultores, consciente o inconscientemente, han afectado al folclor llanero en sitios del territorio regional.

Esas conductas son opuestas a sus orgullosos sentires de considerarse herederos puros de los viejos llaneros. Aquellos antepasados siguen siendo ejemplo por haber tenido firmes principios éticos y morales, así como respeto por su cultura. Eran llaneros a carta cabal.

Hasta al joropo le ha hecho daño el postulado del “todo vale”. Es tiempo aun para replantear las malas costumbres que cunden disciplinas del folclor llanero, que igual demeritan los concursos. La tarea es tanto para folcloristas como para los organizadores de eventos de toda la región orinoquense.

Adenda: mañana viernes Día de la Llaneridad habrá el evento “Hablemos de joropo para bailar joropo”. Será una tertulia sobre la enseñanza tradicional del baile llanero en Villavicencio, conducida por el Maestro Hugo Mantilla T. La cita es a las 5:00 p.m., en la sala de audiovisuales de la biblioteca Germán Arciniegas. Entrada libre.

(*) Comunicador Social comunitario

El legado de un sabio

El legado de un sabio
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En reciente fecha de marzo ocurrió en Bogotá el deceso del sabio naturalista holandés Thomas van der Hammen, establecido en Colombia desde 1951. Entre otros títulos tuvo los de doctor en Botánica y Paleontología.

Ni su nombre ni mucho menos su obra son conocidos en nuestra región. A lo mejor muchos profesionales de por aquí fueron sus discípulos en las universidades capitalinas. Él fue cofundador de la Facultad de Geología de la Universidad Nacional.

Con base en las notas biográficas suyas publicadas en El Tiempo y El Espectador, quiero contar algunos de los trabajos científicos que en diversos puntos de la Orinoquia el profesor Thomas cumplió.

Quizá su primer contacto fue en 1952 cuando a bordo del hidroavión “El Catalina” llegó hasta el río Apaporis, selvática zona en la que realizó trabajos de geología y botánica, siendo apoyado por indígenas nativos. Con ese viaje se inició el periplo de diferentes misiones científicas por los Llanos y la selva.

En años posteriores las serranías de La Macarena (a la que según Jairo Ruiz Ch. los guayupes llamaban Aripo) y la de Chiribiquete con detenimiento fueron estudiadas por él. Igual ocurrió con en el páramo de Sumapaz, el más grande del mundo y que comparten Cundinamarca y Meta, allí hizo profundas investigaciones de su ecosistema.

La primera vez que leí el nombre del profesor van der Hammen fue en una nota periodística sobre una expedición a la serranía de Chiribiquete, en 1992, ubicada entre Guaviare y Caquetá.

Entre los hallazgos del grupo está la huella de quizá la más antigua presencia humana en la región. Son alrededor de 20 mil diferentes motivos pictóricos, estampados sobre descomunales paredes rocosas.

Por lo espectacular de dicha obra rupestre el científico holandés la llamó como “la capilla Sixtina de la Amazonia”.

Interesante es conocer el legado científico que sobre los llanos y la selva dejó el sabio Thomas van der Hammen.

(*) Comunicador Social comunitario

La ruta de los abuelos

La ruta de los abuelos
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Este es un homenaje a mi Patria chica en su 170 aniversario oficial de germinación como asentamiento humano, en la base del cordillerano sistema de Buenavista.

No hablaré de asuntos del caserío de Gramalote, pues supongo que con la enseñanza de la Cátedra Villavicencio, creada mediante Acuerdo 033 de 2002, ya son conocidos.

Me referiré al camino de Santafé de Bogotá a Villavicencio. Quizá su origen es precolombino. De su uso en tiempos de la Colonia se sabe por notas de los misioneros que vinieron a cumplir su labor, por los viajes ganaderos desde la hacienda jesuita de Apiay y por un reporte de Eugenio Alvarado, comisionado de límites del reino español.

Ad portas de las batallas de Independencia los generales Santander y Serviez bajaron por esta senda. Igual hicieron después ciudadanos del Oriente de Cundinamarca que colonizaron las tierras de la hoy ciudad de Villavicencio.

Muy crítico del abrupto trazado del camino fue el político Emiliano Restrepo, quien hacia 1860 como contratista de obras le hizo correcciones a la ruta.

Siempre quise recorrer parte de ese sendero y gracias a una invitación del villavicense diputado José Luis Silva V. el pasado 16 de marzo lo logré en tramos de Chirajara hacia arriba y de Quetame para abajo.

Me resultó emocionante caminar la angosta vía de tanta significación para la historia socioeconómica regional. Por allí llegaron mis abuelos paternos y los de muchos otros paisanos.

Tuvimos la suerte de hallar ruinas de centenarias casas de piedra y adobe, que hasta la apertura del carreteable, en 1936, fueron posadas de cientos de viajeros. Ese viejo camino de herradura obliga hoy nuestras miradas y atención como ícono histórico del Meta.

Nota: congratulaciones para Pedro Pablo Pérez Puerta por su elección como Representante a la Cámara por la tierra vichadense. Indudablemente su departamento de Vichada se merece tenerlo en el parlamento nacional.

(*) Comunicador Social comunitario

Mujeres del joropo

Mujeres del joropo
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En el marco del Día Internacional de la Mujer quiero recordar a tres damas que con su voz le han dado brillo a la música llanera.

En primer término hablaré de quizá la pionera en grabar joropos y pasajes. Si no estoy mal oriunda de Barinas, Venezuela. Su matizada voz está guardada en la memoria de los llanos venezolanos y colombianos y sus discos se escucharon a la par de los grandes intérpretes masculinos.

Me refiero a doña Adilia Castillo, que entre otras letras nos hizo cantar: “adiós sabanita verde, sabana verde con que dolor me despido”. Eran los años sesenta muy seguramente y rompió el machismo imperante en el folclor musical llanero.

Para el caso colombiano exalto la tarea de divulgación del joropo cantado, que en el exterior cumplen una vallecaucana y una cumaraleña.

Como estudiante formó una agrupación folclórica valluna que tocó joropos, ésto ocurrió en los años ochenta. Ese grupo tuvo por costumbre venir cada año al festival de San Martín y su cantante femenina hizo amigos folcloristas en Villavicencio.

Mientras sus compañeros tomaron otros rumbos ella continuó interpretando temas llaneros. Es tanto el apego de Consuelo Sastoque al joropo que desde Miami, donde está radicada, sigue divulgándolo.

A su vez nuestra paisana, graduada de Enfermera en la Unillanos e integrante de su pionero grupo llanero, tuvo el honor de haber ganado con Dumar Aljure el primer lugar en un festival del Joropo en Villavicencio como pareja de baile.

La vida hizo que Soraya Orduz esté radicada en Suiza y a la par de su profesión difunde el joropo cantado en escenarios de Europa. En la reciente visita a su patria chica grabó un disco que dejó sonar en la radio local días antes de su retorno al viejo continente.

Hasta aquí el tributo a tres mujeres de joropo. La labor folclórica que Consuelo Sastoque y Soraya Orduz hacen en el exterior se puede apreciar por internet ingresando sus nombres a Google.

(*) Comunicador Social comunitario

Los papeles de Rivera

Los papeles de Rivera
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En esta semana la Biblioteca Nacional de Colombia pone en exhibición algunos manuscritos de José Eustasio Rivera. Son varios cuadernos originales de La vorágine.

Este importante acontecimiento de la historia literaria colombiana e hispanoamericana me hizo recordar, que en 1988 con motivo del centenario del nacimiento de Rivera la FAFO –Fundación Archivo Fotográfico de la Orinoquia- con apoyo del Banco de la República llevó a cabo una investigación sobre la Ruta de Rivera por el Llano.

En cumplimiento de ese proyecto junto con Nancy Espinel y Constantino Castelblanco ubicamos y recorrimos algunos sitios por los que en 1916 el joven abogado José Eustasio hizo su viaje desde Villavicencio hasta Orocué, pueblo casanareño en donde se radicó para encargarse de una herencia dejada por Ramón Oropeza.

Allí, en donde empezó a escribir su clásica obra, detectamos las siguientes huellas de su presencia. Don Ricardo Tibidor, nos dijo que siendo casi niño ayudó al abogado luego de que algún animal le hirió un pié dentro de un caño cercano.

Encontramos una silla tipo vienesa de la oficina del señor Teodoro Amézquita, quien compartió su recinto con José Eustasio. La famosa silla sigue en la casa de siempre de esa familia, habitada hoy por Chavita.
Pero la prueba reina de su estancia allí la hallamos en los juzgados del pueblo.

Entre cajas de cartón y mal conservados estaban los expedientes originales de las sucesiones de los hatos Mata de Palma y Mata de Vaquero, a cargo del abogado huilense.

En sus portadas vimos estampada con tinta negra la firma autógrafa de José Eustasio Rivera, de excelente caligrafía.

Hoy cuando la Biblioteca Nacional hace la exposición con las notas del escritor, me pregunto: ¿qué habrá pasado en Orocué con aquellos expedientes?, ¿acaso el pueblo que orgulloso se hace llamar “cuna de La vorágine” dejó perder ese legado histórico, anterior a la célebre obra literaria?

(*) Comunicador Social comunitario

¡Urgente: hay que reforestar con sarrapia!

¡Urgente: hay que reforestar con sarrapia!
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Hace ya algún tiempo en este espacio referí algo sobre una especie vegetal antes muy conocida en la región, la que ahora es totalmente ignorada.

Se trata de la sarrapia. Recuerdo que por esta época del año la muchachada villavicense aprovechaba sus lúdicos paseos bañándose en los pozos de frescas aguas del caño Buque en su cuenca alta y recogiendo la comestible cosecha del citado árbol, presente en ese sector del municipio.

El fruto de la sarrapia tiene parecido en forma y tamaño a la curuba y en su interior al mango, con pulpa azucarada adherida a las vellosidades de la dura corteza que contiene una almendra.

Diphysa Punctata es el nombre científico de la sarrapia, propia de la región orinoquense y amazónica colombo venezolana. La propagación de esta especie es por semilla. En su estado adulto alcanza alturas entre 8 y 30 metros. Su porte es muy parecido al del mango.

En tiempos del apogeo comercial por los ríos Meta y Orinoco, el Océano Atlántico y Europa, la almendra de la sarrapia fue producto de exportación para fines industriales en los campos de la medicina y la perfumería.

Las copiosas cosechas se recogían en los bosques nativos y se embarcaban desde los principales puertos sobre los ríos Arauca y del Meta como Cabuyaro y Orocué. Debo aclarar que lo pertinente a los productos agrícolas cosechados en las vecindades de Villavicencio se llevaban a lomo de mula hasta Puerto Barrigón (hoy sector de Puerto Porfía) sobre el río Humea, afluente del Meta.

En la década final de la centuria de 1800 el Ingeniero Civil Jorge Brisson, francés, por encargo oficial del gobierno de Colombia practicó una recorrido por Casanare.

Este trabajo dio origen al libro “Casanare”. En una de sus páginas así cuenta sobre el cultivo de sarrapia en el hato Mata de Palma, igual de los usos que el hombre le da a su fruto:

“Las plantaciones son de sarrapia entremezcladas con café y cacao; la sombra la dan los plátanos primero, y luego las sarrapias cuando han adquirido suficiente desarrollo. El palo de sarrapia produce a los cinco años; la cosecha es casi perenne, pero da mayormente en los meses de febrero, marzo y abril. Vale la libra de sarrapia en Ciudad Bolívar de quince a veinte reales.

Esta almendra, es conocida en Europa con el nombre de Haba del Tonkin o Tunca, además de ser muy empleada para la fabricación de perfumes y de licores, la desinfección de ciertos medicamentos como el yodoformo, ect., produce la sal de cumarú o cumarina que sirve como principio activo en la composición de varios medicamentos cordiales y tónicos”

Pero además del fruto la madera del sarrapio por su dureza también ofrece bondades con variados usos. Su frondoso follaje le da posibilidades ornamentales.

Los anteriores motivos me dan la razón para pedirles a los gobiernos departamentales y municipales, así como a la academia del territorio orinoquense colombiano, para que implementen programas de reforestación con sarrapia.

En las cacareadas políticas de sustitución de cultivos ilícitos debe incluirse esta especie silvestre de tanta significación para la etnobotánica, usos que pueden inspirar nuevas investigaciones científicas.

Así mismo, nada mejor en estos tiempos de recalentamiento solar que la siembra de árboles de sarrapia en los parques y otros espacios públicos de pueblos y ciudades.

Bajo sus generosos follajes la gente podrá guarecerse de los rayos del sol.
Las tierras de la Orinoquia colombiana deben volver a poblarse con bosques de sarrapia y a gozar de su particular aroma.

2010 aniversarios a granel

2010 aniversarios a granel
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Ha comenzado el año en el que se cumplirán aniversarios una serie de hechos que guardan importancia histórica para el territorio metense. A continuación me referiré en particular a algunos de estos acontecimientos.

Bicentenario de las Independencias: si bien sabemos que en las sabanas de Casanare y Arauca se armaron los grupos de guerrillas libertarias, hay que decir que las del Meta igual fueron escenario.

Aniversario de fundación de Villavicencio: con base en su fecha oficial, el 6 de abril se cumplirán los 170 de la capital metense, teniendo como primeros habitantes a vecinos del Oriente cundinamarqués.

Cumpleaños de llamarse Villavicencio: el 21 de octubre serán ya 160 años desde cuando la Cámara Provincial de Bogotá rebautizó al caserío con el nombre actual, hasta ese momento de 1850 se llamó Gramalote.

Las bodas de Oro de nuestro departamento se cumplirán el 1 de julio. El presidente Alberto Lleras en igual fecha de 1960 vino a Villavicencio, para ser testigo del cambio de vida político administrativa del territorio que hasta entonces fue Intendencia. En ese festivo día Ernesto Jara Castro tomó posesión como primer gobernador.

Unillanos llega a sus siete lustros: el Alma Mater de la región orinoquense cumplirá 35 años de vida académica. Fue el 2 de mayo de 1975 cuando por vez primera la naciente institución de educación superior recibió a sus primeros estudiantes en el colegio INEM.

Puerto Santander, Fuentedeoro, celebrará dos décadas de los hallazgos guayupes en sus calles. Tales hechos ocurrieron a finales de junio de 1990. Hoy día es sede del único museo arqueológico de toda la región.

Por último, el imponente Joropódromo de Villavicencio en junio llegará a su X edición.

Nota: Señor Gobernador, una buena manera de celebrarle las Bodas de Oro al Meta es apoyando, a través del plan Casabe, a las reconocidas obras sociales Sopa Juan XXIII y Hogar del Niño. Gracias.

(*) Comunicador Social comunitario

Habemus sexagenario

Habemus sexagenario
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En igual fecha, hoy hace sesenta años muy seguramente los villavicenses andaban alborotados ultimando los detalles para realizar, al día siguiente, un acontecimiento de honda significación ciudadana.

La batuta de ese jolgorio la manejaba el cura párroco del poblado, sacerdote Eliseo Achury, quien desde un año antes tenía las riendas de una obra que se convirtió en símbolo de la capital metense.

Estoy hablando de la inauguración del edificio religioso en la cima del vecino cerro de El Redentor. Por supuesto que me refiero a Cristo Rey, cuyos trabajos de construcción comenzaron en septiembre de 1948.

El cura Achury invitó a sus feligreses a pedirle a Cristo Rey por la paz de la región, y que esa petición se materializara con la construcción de un templo en aquel mirador natural.

Sobre el trabajo comunitario que generó esa obra, Monseñor Bruls – el segundo obispo de Villavicencio- cuenta en sus memorias que: “…se vio el alegre espectáculo de que a la hora de terminar las clases en los colegios, se formaba una larga procesión de jóvenes y niñas, que subían la cuesta llevando todos una piedra al hombro”.

En medio de gran pompa religiosa el 30 de octubre, Día de Cristo Rey, del año 1949 ocurrió la solemne bendición del colosal monumento, autoría de Dídimo Beltrán quien lo construyó en Bogotá.

A partir de ese día el sitio se convirtió en principal atractivo turístico de propios y forasteros.

Para celebrarle el 60° aniversario a esta simbológica obra religiosa, en el colegio La Salle mañana viernes 30 habrá un conversatorio sobre el pasado y la actualidad de nuestro Cristo Rey y su entorno; luego se cumplirá una caminata, por una senda que parte de ese centro de educación hasta el monumento.

Coordinan la celebración sexagenaria de la patrimonial obra el hermano rector del colegio y del diputado José Luis Silva V.

(*) Comunicador Social comunitario

La economía del joropo

La economía del joropo
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

La piedemontana ciudad de Villavicencio con su nutrido calendario anual de actividades folclóricas llaneras, en los tiempos presentes se posiciona como la capital del joropo en los contextos regional, nacional e internacional.

Tal apelativo puede sonar un tanto pretencioso, pero si nos aproximamos a ese acontecer encontramos que no hay otro núcleo poblado de la Orinoquia colombiana y quizá venezolana que disfrute como aquí de tantos certámenes folclóricos propios de la tierra llana.

La fuerte presencia del joropo en la capital metense ha generado una serie de valores agregados, los que poco o nada han sido analizados. No me refiero a lo espiritual, sino al enorme impacto de orden económico que produce.

Hablaré solo de dos ejemplos que permiten sustentar los alcances directos de la joropera economía villavicense, más allá del renglón licorero.

El joropódromo cada año genera ingresos para comerciantes, modistas y sastres, a partir de la venta de centenares de pares de alpargatas o cotizas, así como de la confección o alquiler de trajes, igual por el suministro de alimentos y bebidas hidratantes.

El segundo ejemplo es el surgimiento de dos o tres estudios de grabación, excelentes tanto por el trabajo profesional de los ingenieros de sonido como por los equipos electrónicos, que aquí atienden la demanda de cantantes llaneros, novatos y profesionales, quienes antes tenían como única opción ir a grabar a Venezuela.

Sobre del joropo y su historia local, el próximo miércoles 28 de octubre en el Teatro La Vorágine presentaré mi ensayo “El joropo en Villavicencio: momentos y pioneros”; en la investigación hago acercamiento a los posibles años viejos en los que la música, el canto y el baile llegaron al pueblo.

La edición, ilustrada con fotos antiguas, fue posible gracias al apoyo de personas naturales y jurídicas. La cita es a las 6:30 p.m., en la antevíspera del Día de la Llaneridad.

(*) Comunicador Social comunitario

Quimeras agrícolas

Quimeras agrícolas
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En los últimos años se hizo reiterativa la crítica situación de los arroceros regionales, teniendo como principal causa externa las políticas nacionales de precios para la comercialización de sus cosechas, a las que se suman los altos costos de producción y los factores climáticos.

De ahí que nuestros agricultores que posicionaron a Meta y Casanare entre los mayores sembradores de este cereal en el país, cada semestre se exponen a los riesgos que tiene su ejercicio económico en tiempos de cultivo, cosecha y post cosecha.

Resulta inconcebible que ante la dificultad para que los molinos locales reciban su producción, con la angustia de no perderla en los camiones tengan que enviarlas para puntos del Tolima, aumentándose los costos de producción.

Este cuadro actual me lleva a recordar los años setenta cuando los campos metenses eran extensos algodonales. Fue la bonanza del oro blanco y los cultivadores solo luchaban contra la Alabama, un gusano que les quitaba su sosiego.

Nuestro territorio entonces producía miles de toneladas de fibra, ocupando los primeros lugares a nivel nacional. El apogeo agrícola fue de tal magnitud que las desmotadoras de Villavicencio, Puerto López y Villanueva desde enero no daban abasto a recibir las lonas llenas de mota con semillas.

Pero al igual que los arroceros de hoy, al llegar los ochenta ellos comenzaron a sufrir por fenómenos económicos parecidos a los actuales. Una mayoría quedó en quiebra y sin ningún amparo oficial. Pronto las desmontadoras fueron ruinas y la quimera del algodón pasó.

La reciente noticia de la revista Cambio sobre el estatal programa Agro Ingreso Seguro, con el inaudito manejo de sus subsidios no reembolsables, me hizo recordar la amargura de los abnegados agricultores llaneros frente a vendavales, inundaciones y plagas quienes de la noche a la mañana quedan sin cultivos y con impagables deudas en el banco Agrario. ¡Qué injusticia!.

(*) Comunicador Social comunitario

Llaneridad religiosa

Llaneridad religiosa
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En el municipio de Villavicencio un nuevo Día de la Llaneridad se cumplirá mañana, tal como lo establece el Acuerdo No. 015 con fecha 28 de julio de 2008.

En las doce ediciones que hasta la fecha han transcurrido se han visto programaciones folclóricas a partir de muestras del baile, música, mitología, costumbres gastronómicas, conferencias y ritos paganos propios de la cultura llanera, a cargo de las diferentes entidades de educación y de la administración villavicense.

Se nota que poco a poco ha ido disminuyendo la colectiva timidez inicial de esta celebración cultural, la que cada quien trata de cumplir conforme a los referentes de la simbología llanera que se conocen en la capital metense.

Pero como llaneridad no son solo las expresiones que antes relacioné, es pertinente que desde otras instancias se rescaten o refuercen importantes sentimientos que igual guardan raigambre en la cultura de la región.

Me referiré en particular a la religiosidad sembrada en las extensas planicies desde tiempos de la Colonia. De esta manera, la herencia católica orinoquense está presente en la manifiesta devoción a santidades propias y extranjeras, por parte de hombres y mujeres.

Por lo anterior de manera respetuosa le sugiero a Monseñor Oscar Urbina, Arzobispo de Villavicencio, que en las parroquias que tenga previsto fundar en la ciudad sean entronizadas las Vírgenes de Manare y de Coromoto, las más veneradas patronas de los llaneros.

Acerca de ellas puedo decir que la casanareña Virgen de los Dolores de Manare tiene su santuario en Paz de Ariporo y es la única en los llanos colombianos; a su vez, Nuestra Señora de Coromoto se le apareció a un cacique en 1652 y tiene su basílica en la llanera ciudad de Guanare, Venezuela.

Estos templos permitirán acoger a la regional feligresía mariana, además será una buena manera de apoyar el proyecto de llaneridad dentro del territorio
villavicense.

(*) Comunicador Social comunitario

Mazo contra adobe

Mazo contra adobe
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Hoy quiero contar sobre el trabajo callado, demasiado silencioso digo yo, de uno de los grupos que en la ciudad se encargan de defender las causas perdidas.

Se trata del Comité de Patrimonio Cultural del municipio, cuya labor ha dado varios frutos importantes para Villavicencio, en lo relacionado con análisis al centro fundacional, histórico conjunto arquitectónico.

Todos somos testigos pasivos del desbordado afán demoledor que en los últimos años han afrontado las viejas casas, que son las depositarias de la memoria tangible que nuestro pueblo tuvo desde los inicios del siglo pasado.

Es común que se atropelle impunemente el pueblerino patrimonio de adobe, bahareque y madera, lo que lleva a que nos estemos quedando sin esas sencillas construcciones que le dieron identidad. Dichas acciones irrespetan la historia local.

Siguiendo las metodologías del Ministerio de Cultura el referido organismo realizó el inventario y la valoración de aproximadamente 120 inmuebles, no todos susceptibles de ser declarados como bienes de interés cultural.

Según Nancy Espinel y Elizabeth Céspedes (antropóloga y arquitecta) integrantes de ese grupo de estudio, en la actualidad se viene revisando el Plan de manejo y protección del centro fundacional, que permitirá establecer las acciones para el amparo y la sostenibilidad de los bienes que sean declarados como patrimonio cultural.

El documento igual contemplará los incentivos y las compensaciones establecidas por ley, para los dueños de los inmuebles cobijados con dicha declaratoria.

La Corcumvi, integrante del Comité de Patrimonio, pronto presentará tres cartillas que contienen los resultados del trabajo de salvaguarda cultural, cumplidos hasta la fecha.

Mientras ocurren las fases que permitirán proteger el centro fundacional, el municipio con urgencia debe lanzar salvavidas legales para frenar las intervenciones y las demoliciones de las añejas casonas.

(*) Comunicador Social comunitario

La era del telégrafo

La era del telégrafo
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Bien tarde llegaron a Villavicencio las escaleras eléctricas, adelanto tecnológico dado al servicio a partir de la inauguración de Unicentro y luego de Carrefour.
Sin dudas la mayor atracción de Unicentro en sus primeros meses fue este cómodo sistema, disfrutado al máximo por los miles de visitantes que en este tiempo recibió. Apenas resulta lógica tal manifestación colectiva, pues dichos aparatos eran novedad en toda la región.

A lo mejor esta misma reacción lúdica haya ocurrido entre los villavicenses cuando comenzaron a funcionar los ascensores del edificio de los bancos Ganadero y Cafetero, los primeros que aquí se instalaron hace unos treinta y tantos años.

En este recuento del arribo de inventos a la capital metense hubo otro adelanto que nos llegó tarde, fue la televisión. Pero para sorpresa local entre los medios masivos de comunicación el cine fue el que más pronto tuvo cabida en el poblado, gracias al cura Mauricio Dieres quien pocos años después de que lo crearan en Francia, su país, lo trajo para fundar el teatro Verdún.

Este curita tuvo mucho que ver con la traída de la primera imprenta, en el año 1916, máquina manual en la que editó su periódico Eco de Oriente.

Todo este prólogo sirve para significar un momento histórico local que justo hoy se cumple. Se trata del 120° aniversario de la llegada del telégrafo a Villavicencio.

El magno evento tecnológico así lo dejó consignado en sus apuntes el sacerdote José de Calazans Vela: “Benévolo el Gobierno, y creyendo llegado el tiempo de volver su mirada protectora sobre la inmensa y rica región, ordenó la tendida del hilo telegráfico, y el día 6 de agosto de 1889 –aniversario de la fundación de la capital-se inauguró la oficina y quedó comunicado Villavicencio con el resto de la República por medio de ese sorprendente fruto del ingenio humano en el siglo XIX”.

Nota: Rescatemos el sentir patrio izando mañana el pabellón nacional.

(*) Comunicador Social comunitario

Turcos e indígenas

Turcos e indígenas
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Desde su origen el pueblo de Gramalote, que a partir del 21 de octubre de 1850 por orden oficial tomó el nombre de Villavicencio, conformó su geografía humana a partir de flujos migratorios provenientes primero del Oriente de Cundinamarca y luego, de manera principal, del interior del país.

Esta ha sido una constante que se manifiesta hasta los tiempos actuales, característica que hace a la capital del Meta como una de las más cosmopolitas de Colombia.

Además de la confluencia de gentes venidas de las diversas regiones de nuestra Patria, quiero destacar dos particulares casos de poblamiento que se han dado en Villavicencio.

Aunque a través de los tiempos llegaron súbditos norteamericanos y europeos, algunos de los cuales por aquí se quedaron, su presencia no alcanzó a notarse por el número e interacción con el pueblo como si lo lograron los turcos, nombre dado por los villavicenses a sirios y libaneses dedicados al comercio de telas.

El apogeo comercial de los turcos, primero con su innovador sistema de venta puerta a puerta y a plazos y luego con almacenes de textiles y zapatos, duró un buen tiempo para luego desaparecer de la escena local.

El otro caso es la ya añeja presencia de miembros de comunidades indígenas propias de sectores de Putumayo, que en los andenes del sector de Villa Julia a diario ofrecen su botánica medicina tradicional y otros secretos de su cosmos.

Por causas socio políticas luego llegaron más aborígenes para quedarse. Esto reafirma la vida cosmopolita que hay en la invisible cotidianidad villavicense.
Al respecto, según noticias de la Corcumvi pronto conoceremos la estructura numérica y étnica de los indígenas que tomaron a Villavicencio como territorio adoptivo.

Nota: El 20 de julio en la plaza Los Libertadores un grupo de jóvenes quemó banderas norteamericanas. Recuerdo que en diferente fecha hace unos ocho lustros igual sucedió en el parque de Los Estudiantes.

(*) Comunicador Social comunitario

Entre la canción de Caracas y el himno de Venezuela

Entre la “canción de Caracas” y el Himno de Venezuela
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En recientes días mientras adelantaba una revisión bibliográfica encontré un apunte que llamó mi atención. Se trata de la referencia que hace un cura chileno sobre un canto, el que según mi parecer guarda parecido con el Himno nacional de Venezuela.

La cita está en el libro Descubrimientos y caminos de los Llanos Orientales, autoría de Roberto Velandia, quien a partir de la página 151 transcribe el diario del canónigo chileno Don José Cortés de Madariaga, residente en Caracas y al servicio de su Junta de Gobierno.

Este ciudadano partió de Santafé, el 14 de junio de 1811, a cumplir una misión oficial que lo llevó a recorrer caminos y a navegar aguas de los hoy territorios metenses, casanareños y vichadenses de Colombia.

Transcribo ahora el apunte de hace 198 años y lo hago tomando todo su contexto:

“El 18 (de julio) a las siete de la mañana abandoné el Arcenal de la Alianza (nombre que él le dio a un bosque de cedros aguas abajo de Cabuyaro en las bocas del río Túa) a bordo de siete curiarias: al espíritu pavoroso de que me hallaba ocupado a consecuencias de los anteriores sufrimientos, a consideración de hallarme aislado en regiones semidesiertas y al aspecto de mi, comitiva dividida y vagante a la suerte de las aguas, de los vientos y de las fieras en el beneficio de la salud completa que disfrutaba con mis compañeros y miraba afianzada en la reunión de los mismos y mis relaciones abiertas con la primera asociación de los gentiles del Meta, contando desde aquel día con la seguridad del viaje que había graduado incierto hasta la fecha.

Así es que la alegría y el placer se apoderaron de mi alma, concurriendo la casualidad de ser uno de mis socios apasionado a la música: su inclinación le obligó a tomar la flauta para ejecutar la canción de Caracas Gloria al bravo pueblo, etc. y al resonar del suave instrumento unieron sus voces los que sabían la letra e hicieron sentir ecos los de la libertad a los bogas, interrumpiéndolos por largo intervalo que a continuación su ejercicio y produciendo en mi corazón emociones tiernas.” p.156 (1) (los subrayados son míos).

De la narración anterior hago las siguientes conjeturas:

• La que el religioso titula “canción de Caracas” con su inicial frase Gloria al bravo pueblo, era para ese momento un canto muy popular en los hoy territorios de Colombia y Venezuela, pues según su relato algunos integrantes de la tripulación sabían tanto su melodía como su letra.

• Desde unos años antes a 1811 los movimientos independentistas en las tierras venezolanas se venían gestando, ocurriéndose finalmente la firma del Acta de Independencia el 5 de julio del citado año.

Quiere ello decir que mientras en Caracas ocurría tan significativo hecho histórico, el grupo expedicionario al mando del clérigo se encontraba pernoctando en el sector de Apiay, sitio por demás muy remoto del alcance de esos trascendentales informes noticiosos.

Los parajes de Apiay son hoy jurisdicción del municipio de Villavicencio, cuya ciudad capital lleva su mismo nombre.

• Para celebrar su suerte viajera, el 18 de julio –es decir 13 días después de la fecha en que aconteció la firma del Acta de la Independencia- emocionados entonaron la “canción de Caracas” mientras navegaban las aguas del medio Meta, a la altura del río Túa, hoy frontera de los departamentos de Casanare y Meta

• El 25 de mayo de 1881, setenta años después de la firma del Acta de Independencia, el presidente Antonio Guzmán Blanco adoptó de manera oficial como Himno de Venezuela a la obra compuesta por Vicente Salías y musicalizada por Juan José Landaeta (2).
Como se sabe, el himno nacional de Venezuela se inicia con la frase “¡Gloria al bravo pueblo….!”, igual a como comienza la “canción de Caracas” que, el 18 de julio de 1811, entonaron algunos navegantes mientras bajaban por el río Meta, tal como lo narra el curita chileno en su diario de viaje.

• Me queda la inquietud si las dos son obras diferentes, o si por el contenido patriótico de la letra de la referida “canción de Caracas”, fue adoptada como símbolo patrio venezolano por el presidente Guzmán Blanco en su segundo mandato (3).

Citas:
(1): Descubrimientos y caminos de los Llanos Orientales, Velandia Roberto, p. 156 Colcultura Bogotá. ISNB 958-612-096-1
(2): Datos suministrados por
(3): Enciclopedia Encarta
Villavicencio, Meta, Colombia, 12 de julio de 2009

(*) Comunicador Social comunitario, miembro de la Academia de Historia del Meta

Si ayer fuera hoy

Si ayer fuera hoy
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

El 16 de enero de 1803 ante el abandono del camino de Cáqueza a Apiay y San Martín, Manuel María Valderrama, cura de San Martín, le pidió al Virrey Amar y Borbón: “Se haga un camino obvio y transitable de este lugar a la capital; para esto informaré claramente lo oportuno y también las ventajas que se puedan seguir a nuestro Católico Monarca, siendo como son estas tierras tan abundantes para cuanto V.E. pueda pensar de los más útil, y ahora por incidencia traigo a la memoria lo abundante de los tabacos y que atraviesa una montaña de día y medio de camino….”

El 9 de febrero el Virrey le respondió: “…Y sintiéndome muy grata la solicitud que Vmd. me indica intenta promover sobre la apertura de un camino desde ese lugar hasta esta capital, espero el informe que Vdm. me ofrece, y puede estar seguro de que por mi parte contribuiré gustoso con que las providencias pendan de mi arbitrio y facultades, a fin de que tenga efecto el laudable pensamiento de una obra tan interesante.”.

Estas notas del libro Descubrimientos y caminos de los Llanos Orientales, de Roberto Velandia, permiten hacer un parangón con el momento actual, en el que las fuerzas políticas y civiles metenses le reclaman al presidente Uribe su aprobación a la doble calzada de la vía Bogotá Villavicencio.

Además de los 206 años que han pasado, se detecta la buena voluntad política del emisario del Rey en nuestra Patria, quien a lo mejor nunca vino por aquí. Como se lee, para persuadirlo el curita le habló de la abundancia tabaquera local, quizás de cifrada importancia económica para el virreinato.

Contrario al Virrey, el presidente Uribe conoce al detalle al Meta, tanto que tiene intereses en su suelo.

En su extrema terquedad niega la doble calzada en la carretera a Bogotá y en cambio aprueba abrir el tramo Uribe- Colombia de la ruta que nos une con Huila, sabiendo de su negativo impacto ambiental sobre la Sierra de La Macarena.

(*) Comunicador Social comunitario

Los Achaguas de Umapo: ejemplares coterráneos metenses

Los Achaguas de Umapo: ejemplares coterráneos metenses
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy / Comunicador Social comunitario

Poco hace que en compañía de algunos amigos visité a la comunidad indígena Umapo cuyo territorio está ubicado dentro de la jurisdicción del municipio de Puerto López, cerca al punto de El Turpial en el rumbo a Puerto Gaitán.

Los habitantes de este sencillo pueblo son Achaguas, prehispánica étnia orinoquense cuyo tronco lingüístico es Arawak.

Son gentes ribereñas del río Meta, emblemática arteria llanera a la que ellos denominan con sobrada razón “canasto de la familia” porque les ha brindado pesca para consumo interno y para la venta.

Su dieta alimenticia la complementan con el cultivo de yuca brava y yuca dulce. De la primera variedad obtienen el mañoco y el casabe, ancestrales productos que son el pan de los aborígenes de la Orinoquia colombo venezolana. También cosechan ñame, batata, tabena y topocho, productos propios de la región.

Los Achaguas de Umapo tienen en Marcos Arrepiche a un dinámico líder preocupado por el futuro incierto de su comunidad. Debido a la indiscriminada cacería practicada por los colonos, en las matas de monte hoy hay total escasez de lapa, picure, cachicamo, saíno y chiguire.

A ésto se suma la reciente merma de la pesca, fenómeno que ellos aducen a los trabajos de canalización que a la altura de La Banqueta desde hace un tiempo le están realizando al río Meta, con el fin de hacerlo navegable en gran escala.

Tales obras de ingeniería hidráulica acaban con los brazos del afluente en los que las especies ictiológicas se refugian para cumplir sus procesos de reproducción. Con algo de tristeza Teodoro nos contó que hace dos años no hay ribazón o subienda de bocachico, bagre y cachama.

Para hacerle frente a esta realidad Marcos, que por dos períodos seguidos ostenta el cargo de Gobernador del Resguardo, ha pensando en diseñar un proyecto de seguridad alimentaria para el cual destinarán 1.020 hectáreas, con el fin de establecer cultivos y algo de ganadería.

Del mismo modo y haciéndole caso a un reciente sueño, dará inicio a un plan de piscicultura con estanques caseros para cultivar cachama y otras especies. Piensa que con esto soliviarán la merma que ahora presenta el río.

Pero otro problema igual los mortifica. Se trata de la poca presencia de morichales, debido al abuso extractivo de hojas para fines comerciales. Esto hace que ellos se estén quedando sin ese recurso vegetal de tanto uso para sus viviendas. Por ello quieren ser incluidos en un programa de reforestación con moriche, que la Gerencia Ambiental del departamento muy cerca de allí va a desarrollar.

Debo decir que al grupo de visitantes al pueblo de Umapo le impresionó la organización comunitaria y urbanística que los Achaguas tienen. Allí no se ve miseria a pesar de sus dificultades, del poco apoyo gubernamental y de la pobreza.

Para ellos el bien colectivo está por encima del individual. No obstante los constantes procesos de aculturización introducidos por los colonos, conservan su filosofía, historia y prácticas ancestrales. Algo más a su favor: son bilingües, pues dominan su lengua y la española.

Con lo aquí relatado, se hace perentoria la ayuda tanto de las entidades oficiales como privadas para los Achaguas de Umapo, coterráneos metenses que tienen alto riesgo de desaparición del mapa étnico departamental.

El Llano en Villavicencio

El llano en Villavicencio
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Como por estos días es tiempo de joropo en Villavicencio, resulta propicio hablar de la entronización de algunos elementos de la cultura llanera en la ciudad denominada “capital del llano colombiano”.

Dando un vistazo relámpago a su pasado folclórico regional, sin equívoco puedo asegurar que quizá la primera adopción de una tradición llanera ocurrida aquí fue la gastronómica a partir de la mamona, especialidad de carne sin adobo alguno asada en varas.

Luego –en la década del sesenta- vino la música llanera, proceso en el cual sin duda alguna la radio coadyuvó con la frecuente difusión de canciones primero grabadas en Venezuela y luego en Colombia. Esta adopción se reforzó con el nacimiento del Festival del Joropo, que este año llega a su 41ª versión.

El siguiente elemento acogido fue el baile del joropo, de tímida ejecución al comienzo pero asombrosamente masivo ahora.

Con la música y la danza llaneras los villavicenses se han sensibilizado a partir del surgimiento de academias oficiales y particulares, que forman muchas cohortes de citadinos intérpretes.

Luego llegó el coleo, o trabajo del llanero hecho espectáculo, que ya aglutina multitudinaria afición. De reciente adopción es la hayaca, exquisito plato otrora reservado para tradicionales fechas que rápido tomó vigencia en la cotidianidad villavicense, al punto que hoy es común conseguirla cada tarde en la plazuela de Los Centauros.

Si en viejos años la capital metense fue punto final de las legendarias ganaderías araucanas, en tiempos presentes innegable resulta decir que en esta ciudad de piedemonte se adoptaron y adaptaron buena parte de las expresiones culturales del llano adentro, territorio del cual es puerta de entrada.

(*) Comunicador Social comunitario

Las chucuas villavicenses

Las chucuas villavicenses
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Unas dos décadas atrás, cuando –por la vía a Puerto López- el perímetro urbano de Villavicencio no pasaba del sector de Semillano, era posible apreciar la amplia zona pantanosa que culminaba en el río Ocoa, ese tipo de paisajes en el léxico local recibía el nombre de “chucuas”.

Hoy día en el lenguaje técnico sabemos que dichos ecosistemas tienen por nombre “humedales”, presentes en diversos sectores de la geografía villavicense.

Añejos relatos dejaron saber que en época de lluvias a los dueños de fincas del sector de Caños Negros les era imposible usar la cercana ruta del cementerio central, debido a las infranqueables chucuas que por allí había. Ello los obligaba a utilizar el camino ganadero, que vadeaba los cinturones pantanosos de la zona conocida ahora como de Kirpas.

La desmedida avanzada urbanizadora que en los últimos decenios soporta el suelo de la capital metense, de forma indolente ha desecado chucuas y lagunas para levantar conjuntos habitacionales y comerciales.

Para hacer frente a estos daños ecológicos hace poco surgió la Mesa Interinstitucional de Humedales, ente que con base en la normatividad jurídica ya ha sentado precedentes.

A este grupo quiero expresarle la inquietud de manifestarse sobre la reciente intervención al sistema de humedal de Aguas Claras, en el cruce de las vías a Puerto López y al Terminal de Transportes. Los usuarios de esta ruta vemos que para adecuar esta unión tumbaron vegetación y rellenaron con balastro.

Al mismo organismo le dejo la idea de obtener en el Instituto Agustín Codazzi fotografías aéreas de Villavicencio, por épocas, para ver y analizar la preocupante degradación de lagunas, humedales y bosques que el territorio ha afrontado.
(*) Comunicador Social comunitario

Arquitectura y tradiciones

Arquitectura y tradiciones
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Viejos pasajes y corridos cuentan con detalles sobre las sencillas formas de las viviendas propias del territorio llanero. Otros recientes cantos con nostalgia relatan la desaparición de aquella arquitectura ancestral, principalmente en las zonas urbanas.

En Villavicencio tenemos dos lugares, uno oficial y otro privado, que enseñan a escala normal lo que pudo ser la arquitectura vernácula del llano.

En el parque Las Malocas se localiza el Hato Santa Elena que trata de ser una réplica de un hato llanero, con varias construcciones levantadas con madera, cubiertas con hojas de palma y paredes de concreto con texturas que simulan adobe.

Cada casa con sus muebles, enseres y corotos deja apreciar su uso campesino. Aunque la gobernación del Meta no lo publicita como tal, para mí ese lugar es un completo museo de artes y tradiciones llaneras. Dentro del mismo parque está algo parecido a un pueblo sabananero. Esta obra difiere mucho de los patrones autóctonos.

Vecino a esos conjuntos se construyó el sendero de los mitos y las leyendas. En su ruta se encuentran siete espantos propios del folclor demosófico llanero. Tanto la abstracción artística como las esculturas están muy bien logradas. Sola hay un pero, les faltan las placas respectivas con los nombres tanto del mito como del autor de la obra.

En el rumbo a Puerto López, se ubica el parque Merecure. A la orilla de su inmenso lago se levantó un pintoresco y curvo poblado, cuyas casas de fachadas irregulares trasladan al visitante a los añejos puertos de Orocué y Cabuyaro.

Surge aquí una paradoja: el modernismo borró la pueblerina arquitectura llanera, sin embargo el mismo modernismo hace posible recrearla en las ciudades.

(*) Comunicador Social comunitario

El herbario de la Unillanos

El Herbario Llanos de la Unillanos
Por. Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Dentro de la sede Barcelona de la Universidad de los Llanos existe un banco que guarda algo más de 10.000 muestras de especies vegetales, todas propias de la región orinoquense. Los ejemplares traídos desde disímiles sitios se conservan disecados en el quizá más importante Herbario de todo nuestro territorio.

Su nacimiento ocurrió en 1987 gracias a la financiación de un proyecto presentado al Instituto Colombiano para la Educación Superior, ICFES. Tres años después obtuvo el reconocimiento institucional mediante el acuerdo 106 de 1990 expedido por el Consejo Superior de la universidad.

En 1997 recibió del Missouri Botánica Garden otro aporte financiero, con el que se adecuaron sus instalaciones y se le dotó con bibliografía. Cumpliendo la ley y de la normatividad del Ministerio de Medio Ambiente, en el año 2000 la colección del herbario con el acrónimo “Llanos” fue registrada ante el Instituto Alexander Von Humboldt.

En alto porcentaje los ejemplares coleccionados en el Herbario Llanos están identificados por familia, género y especie. Desde su nacimiento el herbario ha estado bajo la dirección de Luz Mila Quiñónez Méndez, Bióloga pura de la Universidad Nacional, cuyos méritos profesionales son reconocidos en el contexto internacional.

Este importante centro, por demás poco conocido tanto al interior como al exterior del Alma Mater, entre otras tiene las siguientes funciones:

• Estudia la flora de la Orinoquia
• Es centro de información florística de la región
• Apoya a investigadores de la institución como de otras que la demandan, incluidas instituciones de educación media
• Y, estimula la formación de investigadores en el campo de la botánica

A comienzos de mayo anterior, con motivo del 34° aniversario de vida académica de la Unillanos, se organizó en el herbario una exposición de especies vegetales emblemáticas del Llano. Se exhibieron entre otras las láminas del Sarrapio, la Ceiba, el Cañofistol, el Palo de cruz, el Yopo y el Maraco.

La tarde de la inauguración entre los asistentes al sencillo evento académico estuvo un grupo de estudiantes de bachillerato del colegio agropecuario con sede en la región de Cháviva, jurisdicción de Puerto López.

Los chicos y las chicas aprendieron sobre técnicas de recolección y conservación de plantas, ya que tienen el propósito de participar en un evento sobre herbarios convocado por el Ministerio de Educación.

Además de su directora, Luz Mila Quiñónez, el Herbario Llanos cuenta con el apoyo de la bióloga Elvinia Santana, el ingeniero agrónomo Francisco Castro y Gonzalo Herrera que se desempeña como técnico operario.

Gracias a su prestigio entre los círculos nacionales e internacionales de la ciencia botánica, el Herbario Llanos con alguna frecuencia es visitado por investigadores colombianos y extranjeros.

Es conveniente resaltar que este recinto especializado en la flora orinoquense representa un enorme valor patrimonial no solo para la Universidad de los Llanos sino para la región y el país.

En tiempos conmemorativos al bicentenario del Sabio Mutis realizador de la Expedición Botánica, vale la pena visitar el Herbario Llanos ubicado en la sede Barcelona de la Unillanos.

Comunicador Social comunitario / Coordinador Cultural de la Unillanos

La familia Achagua

La familia Achagua
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

El Diccionario Histórico Geográfico de la América Meridional autoría de Gian Doménico Coleti, S.J., aparecido en 1771, define así a los Achaguas: “Nación bárbara a la entrada de las llanuras de Casanare y Meta, en el Nuevo Reino de Granada. Manejan estos bárbaros con gran destreza las lanzas y arrojan los dardos sin fallar; son de naturaleza dócil, pero muy dados a la embriaguez”.

De la familia Achagua la antropóloga María Eugenia Romero en su libro “Senderos de la memoria: un viaje por la tierra de los mayores” (1994), dice: “en la época de la Conquista era bastante numerosa e importante por su cultura y organización en los Llanos…. Su lengua pertenece al grupo Arawak del Orinoco”.

En el mismo documento cuenta que en el Meta se ubica en las comunidades de La Victoria y El Turpial, jurisdicción de Puerto López.

Poco hace que el Instituto departamental de Cultura, acompañado por el Ministerio de Cultura, organizó un Encuentro de Saberes con Achaguas y Piapocos, teniendo como sede la Casa de la Cultura del porteño municipio.

Tan importante evento antropológico permitió a los organizadores dimensionar la riqueza cultural de estos nativos algo desconocidos y totalmente olvidados. Ese día a Antonio Lozano, gestor cultural, una indígena achagua le dijo que la voz Menegua significa “madre del agua”.

Como hay mucho por hacer por los Achaguas, sugiero con urgencia el censo de su población, pues se dice que esta étnia irremediablemente va rumbo a la extinción.

Nota: mañana la Unillanos celebra el Día de la Llaneridad con el panel Llanero si soy llanero a cargo de Alberto Baquero N. y Pedro Pablo Pérez P. Será en la sede San Antonio de El Barzal desde las 9:00 a.m. ¡Entrada libre pero con cotizas!.
(*) Comunicador Social Comunitario

Barrio El Barzal

Barrio El Barzal
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

El levantamiento de la historia de la gran mayoría de los barrios de Villavicencio está por hacerse. Por muchos años el poblado conservó su estructura urbanística primitiva, pero a partir del final de los cincuenta y comienzos de los sesenta del anterior siglo el perímetro urbano comenzó a modificarse sustancialmente.

A continuación cito algunos apuntes históricos del señor Carlos Mejía Gómez, que dejan conocer asuntos relacionados con los terrenos que hoy ocupa el barrio El Barzal.

En los inicios del mil novecientos Baronio Arciniegas heredó la posesión de una hacienda vecina con los potreros del Maizaro, en la parte alta con los de la Azotea, por un costado con la propiedad de los Hermanos de La Salle y en la parte baja con lo que hoy conocemos como la Báscula.

A la muerte de Baronio su viuda Manuela Jara heredó la propiedad. Ella, por gestión de Manuel Calle Lombana, cedió al municipio el lote usado por los jóvenes para jugar fútbol, originándose el estadio Macal.

Los terrenos restantes pasaron a los descendientes de Mercedes hija del matrimonio Arciniegas Jara. A su vez, Josefina más conocida como “doña Pepita” con autorización de sus hermanos urbanizó el terreno dando origen al barrio El Barzal.

Del área suya doña Pepita regaló a la curia una buena porción de metros cuadrados para levantar la iglesia de El Templete, que en la segunda parte de los cincuenta fue sede del Congreso Eucarístico.

El autor de estos apuntes, Carlos, es bisnieto de don Baronio Arcniegas F. quien a su vez fuera nieto de Gregorio Fernández primer Comisario de Villavicencio.

Como colofón se puede decir que las tierras de El Barzal primero tuvieron uso pecuario, luego residencial y ahora comercial, con muchas EPS.
(*) Comunicador Social comunitario

Guaviare y eco turismo

Guaviare y eco turismo
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

La percepción generalizada sobre el Guaviare es de cierto temor debido a la carga frecuente de noticias que los medios de comunicación divulgan, por lo general sobre hechos relacionados con la economía coquera y por los impactos del desorden público impuesto por los grupos armados al margen de la ley.

Como una grande carpa esta información no permite ver la riqueza paisajística natural que ese territorio nacional alberga, el cual tiene la característica de ser transición de llano a selva.

Hace poco visité la capital del Guaviare, invitado al II encuentro de escritores regionales organizado por el Fondo Mixto de Cultura departamental. Para llegar allí viajé por ruta terrestre que a la altura de Granada sigue el recorrido del río Ariari, por su margen izquierda, rumbo que ofrece al viajero la frondosa agricultura de sus vegas, en especial las plataneras de Fuentedeoro, así como el arqueológico territorio Guayupe de Puerto Santander.

Desde Puerto Lleras y hasta la imponente estructura del puente Nowen, que traduce entrada al Guaviare, la asfaltada carretera avanza por el ondulado, hermoso y extenso sistema geográfico de la serranía de Candilejas, cruzando muchos cuerpos de aguas, unos buscando la cuenca hidrográfica del Meta y otros la del Ariari.

San José del Guaviare, ciudad puerto sobre el río del mismo nombre, está asentada sobre una dilatada sabana que por un sector limita con la serranía de la Lindosa relacionada con la Sierra de la Macarena. Este centro poblado se encuentra muy cerca de la confluencia de las metenses aguas del Ariari y del Guayabero que dan origen al Guaviare, quizá el mayor tributario del soberbio Orinoco.

A pocos kilómetros del casco urbano y en jurisdicción de la Lindosa pude conocer el monumental conjunto geológico conocido como ciudad perdida o de piedra, a mi juicio una maravilla de la naturaleza, poco conocido.

Por allí uno puede recorrer especies de calles demarcadas por moles de rocas a manera de cuadras, igual los largos túneles con ciertos laberintos, formados por enormes rocas también detallar algunos abrigos rocosos que guardan las huellas de primitivos habitantes de la región, individuos que dejaron sus trazos con diversas figuras y con tinturas rojas.

Entre la abundancia de morichales y chaparros puede conocer la delicada y emblemática flor del Guaviare cuyo nombre científico es Paephalantus Moldenkeanus y volvía a ver la endémica planta Vellosia Lithofila, o amiga de las piedras, símbolo de la Sierra de la Macarena.

Respecto a la organización de los servicios turísticos de San José del Guaviare me traje una buena impresión de la Ong Paephalantus Tours, conformada por un grupo de jóvenes, chicas y chicos, que desde su función de guías turísticos muestran un gran dominio informativo de su departamento, además son dueños de unas excelentes relaciones interpersonales. Estos noveles empresarios con su trabajo hacen grata la permanencia de los visitantes en la tierra guaviarense.

Con sobradas razones el slogan de la guía turística departamental dice: “Guaviare: patrimonio natural y cultural para disfrutar”.

(*) Comunicador Social comunitario/ Coordinador Cultural de la Unillanos

Por aquí también anduvo un europeo expedicionario naturalista

Por aquí también anduvo un europeo expedicionario naturalista
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Escribo este texto justamente el día en que con celebración oficial se recuerda al sabio botánico y sacerdote José Celestino Mutis, natural de Cádiz, España, por haber sido gestor de la Expedición Botánica en nuestro país, trabajo que luego de doscientos años sigue teniendo cifrada importancia científica para Colombia.

Como dicha celebración ha tenido tanto despliegue y en alguna manera la obra de Mutis es conocida por estos lares, quiero aprovechar la ocasión para significar, desde el campo local, un parecido trabajo efectuado por un europeo en la segunda parte de la centuria de mil ochocientos.

Fue el 2 de enero de 1876 cuando luego de 5 jornadas, es decir días, de desplazamiento desde Bogotá, llegó al pequeño poblado de Villavicencio un extranjero, quien por sugerencia de Santiago Pérez M., nuestro entonces presidente, vino al nuevo continente a cumplir un encargo científico de su gobierno.

Hablo del expedicionario francés Eduar André quien luego de escucharle lo siguiente de boca de Pérez Manosalva cambio de rumbo:”¿ y por qué usted no visita antes los Llanos de San Martín?, es aquella una de las provincias, al Este de Bogotá, casi del todo desconocida, y en la cual le aseguro a usted una buena cosecha. Si le parece bien visitarla cuente usted con mi apoyo decidido”.

El investigador con su equipo de trabajo organizó su base de operaciones en el poblado, para luego proceder a practicar salidas de campo por los alrededores, así como por las minas salinas de Upín de la hoy municipalidad de Restrepo, la más distante región visitada.

La misión del naturista André era la de capturar ejemplares de especies vegetales y animales propias del territorio. Para lo cual recogió y disecó micos, aves, insectos y reptiles, así como muchas plantas y semillas, material que bien empacado despachó para los museos naturalistas de París.

En cada recorrido se maravilló con las bondades que la naturaleza le prodigó a la región. Localizó plantas no conocidas y por tanto no clasificadas científicamente, teniendo el honor de bautizarlas. Como Mutis, también él pintó esas nuevas plantas halladas.

Cerca al río Guatiquía encontró muchos ejemplares de la palma variedad “corneto”, de la que hizo el siguiente comentario: “En sus orillas había de encontrar una de las palmas más hermosas de los Llanos, el corneto. Este árbol soberbio era conocido ya de muchos botánicos que han publicado de él interesantísimas descripciones. Pero nadie que yo sepa, había logrado introducirlo vivo a Europa, y esto es lo que iba yo a intentar”.

El señor André fue también víctima de las chanzas de los lugareños. Así, cuando estaban en un bosque alguno de sus ayudantes al encontrar un nido de avispas las alborotó, haciendo que los insectos atacaran al inocente expedicionario.

El francés escribió la bitácora de su viaje, cumplido hace 132 años por nuestro territorio, en amenas crónicas que están consignadas en el libro titulado “Viaje a la América Equinoccial”.

Vale la pena difundir estos relatos entre la comunidad metense, porque si el sabio español José Celestino Mutis no vino por estos lares, tiempo después si lo hizo Eduar André súbdito francés.

(*) Comunicador Social comunitario / Coordinador Cultural de la Unillanos

Lenguas nativas

Lenguas nativas
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

Bajo el título “Cada 14 días muere un idioma en el mundo” el servidor Yahoo.com hace poco publicó la síntesis de un estudio del Instituto de Lenguas Vivas de Oregón y de la revista Nacional Geographic. La investigación reporta que cada catorce días muere uno de los 7 mil idiomas que se hablan a nivel global.

Posterior a esto Llano 7 días informó sobre el último indígena Tinigua que queda en la región de la Sierra de la Macarena, ya mayor él y que con su muerte irremediablemente igual desaparecerá su lengua materna.

Sirve ese marco para resaltar recientes iniciativas regionales que conozco, las que en alguna manera ayudan a disminuir el peligro en pueblos aborígenes de la Orinoquia.

Inicio con el proyecto “Proceso de recuperación de tradiciones ancestrales de pueblos Tukano Oriental que habitan el Guaviare en las comunidades de La Fuga, Refugio y Panuré” del Fondo Mixto de Cultura de Guaviare.
En este trabajo, del 2007, adultos les enseñaron a niños y niñas su lengua nativa, artesanías, música, canto y baile.

Así mismo, el Instituto de Cultura del Meta con su premio Recuperación de la lengua indígena año 2008 permitirá que el Resguardo El Tigre de Puerto Gaitán, desarrolle la “Propuesta para fortalecer y revalorar la lengua materna sikuani, mediante narración de cuentos ancestrales”.

Por su parte el Médico Veterinario, profesor de la Unillanos y poeta, Pedro René Eslava Moche, de Casuarito, Vichada, ha publicado sus dos más recientes poemarios: “Cuarenta y cuatro oficios del país del Orinoco”, 2005, y “Sin epitafios”, 2008, en las lenguas española y guahiba, las que para él son propias del entorno de su infancia.

Meritoria es la obra literaria de nuestro vate vichadense, quien antes que traducir su inspiración a idioma foráneo le rinde honor a la más grande étnia del llano colombo venezolano. Saludable para la cultura es que prosiga el rescate de lenguas nativas orinoquenses.

(*) Comunicador Social comunitario