martes, 3 de agosto de 2010

Caminando rumbo a las salinas de La Campana

Caminando rumbo a las salinas de La Campana
Por: Oscar Alfonso Pabón Monroy (*)

En el comienzo del nuevo siglo, es decir hace ocho años, tuve la oportunidad de ir a algunos parajes nada conocidos en el contexto departamental, no obstante estar ubicados en aledañas veredas del municipio más cercano a Villavicencio, me refiero a Restrepo.

Hace ya algún buen tiempo en este espacio narré mi visita, en compañía de apreciados amigos, al géiser ubicado en la cuenca alta de la quebrada Salinas, en cuya ruta además localizamos fósiles. Vale la pena decir que durante lo corrido del año 2008 este fenómeno geológico cesó su actividad.

Esta vez, con base en la noticia que cuenta sobre la futura explotación industrial de las minas de sal de La Campana, me propongo a referirles detalles de eco paseos cumplidos hasta allí junto a personas gomosas de recorrer y conocer paisajes de nuestro territorio.

La primera ocasión ocurrió en los iniciales días del 2000. Bajo la guía de Carlos Lozano Fandiño y en trilogía con Manuel Torres Contreras, partimos por la carretera que del cementerio de Restrepo conduce a la quebrada Salinas.

Pasamos su corriente y tomamos el cauce del afluente que justo a esa altura le rinde sus aguas. Playa arriba caminamos y en no se que sitio encontramos una gran roca fosilizada, con algo parecido a muchas colonias de corales.
Sin precisar los desvíos que tomamos, por barrancos y por el lecho de varios caños, fuimos subiendo apreciando vegetación variada, erosiones en las márgenes y sectores con mariposas amarillas.

Por fin en la cuenca media del afluente central localizamos dos especies de campamentos, dotados de sendos hornos de leña con varias calderas cada uno. Una red de mangueras conducía por gravedad la salmuera desde dos pequeños manantiales ubicados cerca.

A este accidente natural se le conoce como las salinas de La Campana. Debo decir que hasta entonces yo creía que Restrepo solo tenía yacimientos de cloruro de sodio en Upín.

Ese día vimos la artesanal tarea de cocinar el líquido, con leña cortada en los alrededores, permitiendo la obtención de algunas arrobas de sal en ese lugar de difícil acceso, por lo que quienes cumplían la labor para movilizar la carga hasta el casco urbano requerían del indispensable apoyo de algunas mulas.

Nuestra curiosidad expedicionaria permitió detectar en el barranco derecho de esa quebrada, una buena cantidad de pedazos de vasijas de barro de diferentes grosores y texturas. Esto no hizo pensar en posibles remotas explotaciones del mineral salino, muy seguramente a cargo de los aborígenes que habitaron estos territorios.

Por ello, en posterior viaje invitamos a la antropóloga Ninfa Quintero, quien recogió muestras de los fragmentos cerámicos y tomó fotografías del corte del barranco.

Son tres las eco caminatas que hemos cumplido a la salina de La Campana. El viaje más nutrido en integrantes lo compartimos con Nancy Espinel, Duperly Martínez, Alberto Duarte, los dos con sus señoras e hijos. En esa oportunidad de contacto con la naturaleza vimos el apareamiento de dos culebras.

Hace ya varios años que no visito el lugar. Si las condiciones de la ruta siguen siendo las mismas, recomiendo a quienes quieran ir a este ignorado yacimiento salino que además de un guía, por su puesto Carlos Lozano, por seguridad es pertinente hacerlo en temporada seca, debido a la cantidad de pequeños y medianos afluentes que bajan de las lomas buscando la quebrada Salinas.
(*) Comunicador Social comunitario, Coordinador Cultural Unillanos

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